Aitzol Iriondo "Gurbita" |
“El dirigente etarra Aitzol Iriondo Yarza, alias 'Gurbita', intentó sacar su pistola durante la detención, pero al tener las manos en los bolsillos su movimiento se retrasó y sólo llegó a poner una de las manos sobre el arma. Además, al proceder a cachearle y a ponerle las esposas, los agentes comprobaron que Iriondo se había orinado en los pantalones”.
La información es del diario El Mundo, que a su vez cita a la agencia Vascopress. De la lectura de la noticia se constata, una vez más, la descomunal cobardía de los “gudaris” etarras a la hora de enfrentarse con las fuerzas del orden. Porque, no nos engañemos, a estos miserables de las pistolas sólo les es posible sacar pecho frente a la población vasca desarmada y coaccionada durante décadas. Una población, todo sea dicho, que no carece de un alto porcentaje de cobardes y sumisos frente al terror. Y eso cuando no son cómplices o directamente alientan a la orgía del tiro en la nuca o el coche bomba. ¡Malditos sicarios de la vileza!
Parece mentira que los vascos hayan despertado durante siglos tanta admiración del resto de los españoles y ahora solamente nos parezcan unos tipos pusilánimes, incapaces de lograr para su tierra lo que muchos disfrutamos desde hace 30 años: La democracia. Una democracia, la española, que será todo lo imperfecta que se quiera, comenzando por la aberrante clase política que ahora padecemos, pero que en el País Vasco aún no han llegado a conocer. ¿La causa? Una mezcla de cobardía, fanatismo y codicia que afecta a la población vasca en su conjunto, con honrosísimas excepciones, y que resulta inexplicable si se considera la trayectoria histórica de esa región española. Sí, española como la que más y por mucho que alguno se moleste al leerlo.
Autor: Policronio
Publicado el 9 de diciembre de 2008
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