sábado, 4 de agosto de 2018

ZP merece una orden de alejamiento


En la presentación de las candidaturas del PSOE efectuada ayer, entre abundantes críticas al PP, Zapatero reclamó una mayoría amplia para reforzar la convivencia y la confianza. La pregunta surge de inmediato: ¿Convivencia con quién o entre quiénes? Si Rodríguez, aun sin citarlo expresamente en su frase, ataca de este modo a una formación tan importante como es el PP: “Cuando un partido o un Gobierno alimenta el miedo y alimenta la debilidad de los ciudadanos no es para protegernos, sino para que le entreguemos el poder, el control de las cosas de todos", pocas dudas caben acerca de que busca algo distinto a la convivencia con el partido que representa a casi media España, del que además aseguró —en un nuevo piropo “convivencial”— que los populares formulan “promesas impúdicas”; eso sí, sin atreverse a citar alguna de ellas. De lo que se deduce que no es posible, incluso en alguien tan farsante y poco juicioso como Rodríguez, que alguien pretenda ir por la vida invitando a un “¡quiéreme mientras te pego!”. Y además se le acepte, claro. Luego aquí nos hallamos ante un auténtico maltratador político y lo natural sería solicitarle al juez —voto popular— una orden de alejamiento.


Especulemos sobre el asunto. Una de dos: O en realidad ZP desea convivir con la gente de Rajoy y no puede eludir la embestida visceral contra lo que la izquierda llama “derechona”, especialmente ante sus adictos, no vaya a ser que se le advierta un rasgo mínimo de debilidad —otros dirían decencia— y ponga su cargo en peligro, algo que entraría en la lógica de un socialismo tan rancio y desleal como el que se practica en España, cuyos capitostes del partido permanecen siempre afilándose las uñas, o nos habla de reforzar la convivencia pero lo cierto es que se refiere a sus actuales socios: comunistas y separatistas. Y en este último caso, lo que no sería posible es la convivencia entre los españoles, cada vez más posicionados en dos bandos irreconciliables como consecuencia de una asociación de ambiciones inconfesables entre el PSOE zapaterino, al que solamente le importa el poder “como sea”, y unos partidos garrapatas a los que en modo alguno les interesa España.

En cuanto al refuerzo de la confianza que Rodríguez cita en la misma frase —sólo es posible reforzar lo que ya existe— y en la que, tiene guasa, basa esa solicitud para una mayoría amplia en las urnas, lo más suave que se me ocurre ahora es recordar lo dicho por el ensayista Samuel Jhonson: “Nuestro ánimo se inclina a confiar en los que no conocemos. Por una simple razón: todavía no nos han engañado”. Ahora bien, ¿puede alguien decir, de entre los que han tenido trato con él, que Zapatero no le haya engañado? ¿Le preguntamos a Rajoy, tras sus visitas a la Moncloa para tratar asuntos de terrorismo? ¿O a Ibarretxe, además por otros temas? ¿Hacemos otro tanto con el nacionalista Mas, echado al monte del separatismo como consecuencia del afrentoso engaño sufrido a manos de ZP? ¿Indagamos entre los presidentes de algunas comunidades autónomas no socialistas? Por ejemplo Madrid, Valencia o Murcia, dejadas de la mano por el gran convividor. ¿Hablamos de los padres y educadores, que a pesar de sus  cuatro millones de firmas fueron defraudados mediante la imposición de esa ley anti convivencia que supone la EpC? 

Y así podría seguir indefinidamente, citando una larga serie de personas e instituciones engañadas por el confianzudo Rodríguez a lo largo de cuatro años de mentiras y arbitrariedades, de falsedades y apaños tapados ilegalmente y a fuerza de propaganda con el dinero de todos. De deslealtades a la Nación española. Pero que conste que la moneda del engaño de ZP, destinada al común de los ciudadanos y a los que les ha adjudicado pura calderilla, posee un reverso de oro: La evidente fidelidad mantenida con sus partidarios más acérrimos, hacia los que en todo momento ha destinado obsequios y regalías que debemos pagar a escote entre todos los españolitos. Unas regalías en las que, incluso, no existe control apropiado de las cuentas. ¿No, SGAE? ¿No, “artistas e intelectuales”? ¿No, Sexta? ¿No,…?

Es más, si a alguno le pareciese poco todo lo anterior, que de por sí basta con creces para desenmascarar a quien solicita nuevos votos para reforzar la convivencia y la confianza, cuando en realidad pide la mayoría amplia para seguir pura y llanamente en el poder, qué podrían decir al respecto incluso los propios etarras. ¿Es que no los ha engañado también? ¿Es que no ha utilizado las negociaciones con ellos como una repugnante arma de propaganda electoral? Así es, sin duda, tal y como los de la capucha se lamentan iracundos día sí y día también. Y no me duelo de ello, ni mucho menos, bien merecido lo tienen esos asesinos incurables, simplemente lo cito para que se advierta que ni armados hasta los dientes, con una Parabellun en una mano y una bomba lapa en la otra, es posible escaparse de los engaños de Rodríguez. De hecho, su petición de votos para reforzar la confianza no anda muy lejos, metafóricamente hablando, de ese atraco perpetrado por la ETA en el que sustrajo 300 pistolas para a su vez reforzarse y seguir delinquiendo. Sí, esa sería la frase resumen: ZP pide votos para seguir atentando contra… digamos el sentido común.

Autor: Policronio
Publicado el 13 de enero de 2008

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