jueves, 2 de agosto de 2018

El mundo libre tiene un problema

Bush y Musharraf en Islamabad el mes de junio del 2006.

Esta tarde me he enterado, vía Alianza de Civilizaciones, que el 46% de los paquistaníes son partidarios de Bin Laden y Al Qaeda. Ahí es nada. En el 6º país más poblado de la tierra, 170.000.000 habitantes, eso viene a suponer que la nación del centro-sur de Asia alberga unos 78.000.000 islamistas seguidores de la brutal violencia musulmana.

Rastreando en la página Web de CNN he dado con la noticia concreta: Bin Laden por encima de Musharraf en Pakistan. Pero es que, además, un 38% de los pakistaníes apoyan la causa talibán, unos islamistas radicales que sorprendieron al mundo con algunas de sus acciones más extremas y leyes represivas, como la voladura de los budas gigantes de Bamiyán o el uso del burka por parte de las mujeres, un velo que las cubre de la cabeza a los pies.

La orden de destrucción de los dos colosos de Buda esculpidos en roca en la provincia afgana de Bamiyán, la dio el líder supremo de la milicia integrista afgana talibán, el mulá Mohamed Omar.

Occidente tiene un problema, el mundo musulmán. Países como Indonesia, con 250.000.000 habitantes, o el ya citado Pakistán, o sea, países nada despreciables desde el punto de vista poblacional, son mayoritariamente islámicos. Y, como ha demostrado la encuesta de la CNN, existe un apoyo importantísimo a los terroristas yihadistas en todos esos países. Lo cual quiere decir que son una gran cantera de terroristas. Si Bin Laden tiene más apoyo social en Pakistán que el propio Presidente del Gobierno, es que el mundo árabe está sencillamente enfermo. Y que no nos digan que el islamismo radical, valga la redundancia, es una minoría dentro del mundo musulmán, porque esta encuesta lo deja bien claro que no. Como se decía en el citado blog, Mahoma hizo asesinar a sus adversarios políticos y a todos cuantos se interpusieron en su camino. Benazir Bhutto ha sido la última gran victima de la intolerancia mahometana. Una violencia que me da, no cejará hasta el final de los tiempos. Y este gran problema de Occidente, el radicalismo islámico, sólo tiene solución con grandes remedios. Lo que no podemos hacer los países -de momento- libres es esconder la cabeza como las avestruces.

Autor: Smith
Publicado el 2 de enero de 2008

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