sábado, 11 de agosto de 2018

El cadáver de Nin se desploma sobre Zapatero

El líder del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), Andrés Nin, víctima del NKVD soviético de José Stalin, el amigo de Santiago Carrillo

José Luis Rodríguez Zapatero se ha pasado toda la legislatura envuelto en una especie de ritual necrófilo destinado a remover las conciencias de la izquierda más siniestra, con la finalidad de cargar sobre los hombros de la derecha todos los crímenes de la Guerra Civil. Ocurre que, durante esta guerra ocurrida hace ya más de siete décadas, en el bando del partido de ZP se mataba mucho más que en la llamada zona nacional, razón por la cual no es extraño que a escasos días de celebrarse unos comicios en los que más que nunca España está en juego, haya aparecido un cadáver inoportuno, el del trotskista Andrés Nin.


Andrés Nin era un funcionario sindical soviético que tuvo que abandonar Moscú para salvar su vida de las garras de un gran amigo de Santiago Carrillo, José Stalin. Ambos, Carrillo -el contertulio de Nierga, sí, el de la Cadena del Odio (SER)- y Stalin, Stalin y Carrillo, eran consumados asesinos. Los dos tenían entre sus víctimas predilectas a aquellos izquierdistas que no se sometían a los plegados de la Komintern. La historia cuenta que unos agentes secretos soviéticos dirigidos por Orlov y sus sicarios españoles, entre los que destacaba el siniestro coronel Ortega, secuestraron, torturaron y asesinaron a Andrés Nin en el verano de 1937. Según diversas fuentes históricas, Nin fue detenido en la Ciudad Condal exactamente el 16 de junio de 1937 por agentes soviéticos, ayudados por la dirección del PCE -Carrillo, Pasionaria, Díaz...- y del abyecto y olvidable PSUC. A continuación, este socialista vendrellense fue conducido a escondidas hasta el recinto militar de Alcalá de Henares, que en aquella época acogía la prisión privada de la NKVD, la policía secreta de Stalin.

Los comunistas dicen que Nin fue fusilado y que su cadáver fue enterrado en un campo cercano a Alcalá de Henares, pero algunos historiadores aseguran que el líder trotskista fue torturado hasta la muerte porque Nin nunca confesó que «estaba a sueldo de los fascistas», tal y como pretendían sus asesinos, todo ello para poder ilegalizar al POUM. Esta y no otra era la coartada de las hienas del PCE, para poder presentar ante las autoridades republicanas una causa de ilegalización de este partido "díscolo". Porque, en la Guerra Civil Española, la miseria moral de la jauría carrillista era total. Para ellos, todos los que no eran revolucionarios al estilo soviético eran fascistas, tan fascistas como la Falange. Ya fueran aristócratas monárquicos, ya fueran revolucionarios trotskistas, tutti fascisti... Y, naturalmente, el muerto al hoyo y el vivo al Bollo, porque de lo único que se trataba era de ganar parcelas de poder a costa incluso de los izquierdistas que no se sometían a las directrices de Moscú... que, la verdad sea dicha, eran más bien poquitos. Y entre los cuales no se encontraba precisamente buena parte de la dirección del PSOE.

Cristina Simó, nieta de Andrés Nin, ha hablado alto y claro: la Ley de Memoria Histórica se puede girar contra el Gobierno. Y no es que lo vaya a hacer, sino que lo ha hecho desde un principio, porque nadie con dos dedos de frente está dispuesto a remover una historia, la de la Guerra Civil, superada con creces hace mucho tiempo. Y el que no haya superado este drama, caso de Zapatero, peor para él. Pero lo que no se puede es vivir toda la vida pensando en la Guerra Civil, en las Guerras de Marruecos, en la Guerra de Cuba o en las Guerras Carlistas. A quien le guste la Historia, que lo estudie, y a los demás que les dejen en paz, por favor. A Nin lo asesinaron los carrillistas (Santiago, ¿estás escondido por alguna parte de nuestra geografía?) por no confesar que «estaba a sueldo de los fascistas», que era un agente de Franco. Así, con estas burdas mentiras estalinistas se torturaba y mataba en la llamada zona roja.

Dijo Albert Camus que la muerte de Andrés Nin señala un viraje en la tragedia del siglo XX, que es el siglo de la revolución traicionada. Lo único que podemos decir en este instante es que, independientemente de la confirmación del hallazgo del cadáver de Andrés Nin, la noticia destapada por el diario ABC -cómo ha mejorado este rotativo en tan solo unas semanas- la muerte de Andreu Nin señala un viraje en toda esta historia mal parida de la desmemoria histérica desatada por Rodríguez Zapatero. Y es que, para desgracia de los españoles, parece que algunas conciencias sólo se remueven cuando se agrede a los suyos. Y Nin, a pesar de sus discrepancias con la élite burocrática prosoviética sita en España, era uno de ellos. Si no, de qué va a originarse todo este revuelo. Pero en fin, los caminos para llegar a la verdad histórica, a veces son un tanto retorcidos... Por cierto, ¿dónde están todas las plañideras de la Memoria Histórica?. ¿Dónde están los plataformistas guerracivilistas de Cataluña? ¿Por qué no se organiza en Barcelona un sarao destinado a despertar las conciencias de los "catalanes de bien"? Da la sensación que han pasado 70 años y todo sigue igual, porque cuando se descubrió en París que había sido asesinado Kirov, todo el mundo se calló

Y por cierto, menudo papelón el del Ministerio de Defensa. Está claro que la transparencia no figura entre las reglas de actuación de los responsables políticos en el citado Ministerio. Ahora se confirma la noticia adelantada por ABC sobre la aparición de una fosa común en la sede de la Bripac, en Alcalá de Henares, después de mantenerla oculta durante un mes y sin concretar de cuántas personas son los restos. Al igual que la noticia aparecida estos días sobre la espera de determinadas quiebras de constructoras e inmobiliarias a que pasen las elecciones, para no perjudicar al PSOE, se ha pretendido ocultar este episodio hartamente revelador de la falacia de la Memoria Histórica. Da la sensación de que la miseria moral de los actuales mandos del Defensa no anda muy lejos de la de los comunistas del 36. Ellos sabrán qué precio tiene su silencio. Lo que sí sabemos los españoles de filas es que el soldado raso gana una miseria de sueldo, mientras los generalotes del siglo XXI se han convertido en un funcionariado más que bien retribuido.

En cualquier caso, el cadáver de Nin se desploma sobre el miserable Zapatero. Hoy mismo, sin ir más lejos, se ha escudado en el pasado para defender las multas a los que rotulen en castellano en Cataluña. Miserable y guerracivilista hasta el final. Ójala este tipejo se despeñe por el más hondo de los barrancos de la geografía catalana. Qué asco de personaje, señores...

Autor: Smith
Publicado el 7 de marzo de 2008

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