José Ignacio de Juana Chaos, repugnante terrorista de la ETA. |
Dejando aparte la cuestión de las responsabilidades civiles derivadas de los gravísimos delitos que cometió, De Juana Chaos, aunque nos pese, nos cabree y nos subleve, es un hombre libre, que ha cumplido su pena, al amparo del Código Penal por el que fue juzgado y condenado, como no podía ser de otra forma.
Ello no quita que los ciudadanos de bien en general y las víctimas y sus familiares en particular tengamos el perfecto derecho a mostrar nuestro más profundo rechazo e indignación por la situación creada. Desde luego que no es de recibo que en un Estado que se llama de Derecho, un individuo responsable de veinticinco asesinatos, condenado a tres mil años de cárcel, cumpla con dieciocho.
Pero esa endiablada y penosa situación tiene un máximo responsable, perfectamente identificable: Partido Socialista Obrero Español. Y ello, aunque Doña María Teresa Fernández de la Vega y toda la tropa marxista, nos venga, ahora, con el cuento de que siente repugnancia por De Juana.
Dejando de lado la salida de tono de la vicepresidenta del gobierno, calificando ahora a De Juana de repugnante, cuando hace un año era el hombre mimado del Régimen, no es de recibo que se le eche “la culpa” de la corta duración de la condena del susodicho al Código Penal del franquismo. Y no es de recibo, porque desde la llegada de los socialistas al poder en octubre de 1982, hasta 1986, cuando De Juana desplegó todo su instinto criminal, pasaron cuatro años, una legislatura completa.
Cuatro años dedicados por el PSOE, en lo que nos ocupa, al terrorismo de Estado, adornado de malversación de fondos públicos, mientras Zapatero ejercía de culiparlante, en vez de a tratar de impedir con todas las armas legales, que esos criminales, o al menos los que estuvieran por venir, pasaran el mayor tiempo posible entre rejas. Y no se hicieron las oportunas reformas del Código penal, entre otras, las que afectaban al cumplimiento íntegro de las penas y la redención por trabajos realizados que, si en otras situaciones pudieran tener cierto sentido, en una situación como la de aquellas fechas, no tenía ninguna explicación y mucho menos justificación, porque no tuvieron voluntad ni alcance de miras, o por razones de connivencia política con los fines de los terroristas, o vaya usted a saber porqué.
El caso es que pudieron modificar el Código Penal en el sentido de hacer cumplir íntegramente las penas a los terroristas, haciendo desaparecer la anacrónica redención de pena por el trabajo y no lo hicieron. Y desde luego que la derecha no se hubiera opuesto. En vez de ello, prefirieron la guerra sucia, criminal e inútil, por una parte y, por otra, ignorar a las víctimas y sus familiares. Es por ello, que ahora no valen los lamentos en forma de lágrimas de cocodrilo.
Que de Juana esté en la calle es, principalmente, responsabilidad del Partido Socialista Obrero Español, no del Código Penal del franquismo, que conste, y es a aquel a quien hay que pedirle responsabilidades.
Es por ello que ya es hora de que la casta política comience a plantearse una serie de cuestiones respecto de las penas que merecen los delincuentes más sanguinarios y repulsivos, entre otras la introducción de la cadena perpetua en nuestro sistema punitivo. A lo mejor, las lágrimas a destiempo empiezan a tener sentido.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 3 de agosto de 2008
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