Rosa Díez y Fernando Savater. |
Rosa Díez, animal político a la que le he dedicado más de un piropo en los últimos años, está cometiendo sus primeros errores de candidata a no se sabe aún qué. El primero de ellos consiste en repartir leña por igual hacia babor y hacia estribor, dejando constancia que le da lo mismo la formación política que acaba de abandonar, PSOE, de la que asegura que ha renunciado a la visión de Estado, que la opción liberal-conservadora PP, a la que acusa de no atreverse a comportarse como un partido de tal índole en la cuestión nacional. Sus palabras exactas han sido estas: “Ni el PSOE ni el PP, el uno porque ha renunciado y el otro porque no se atreve, se comportan hoy como partidos de Estado”.
No sé yo si Rosa utiliza la palabra “Estado” como sinónimo de España, pero si es así, y es algo que puede deducirse a partir de esta otra frase suya: “Hace falta en España un partido político que sustente esas cosas que yo he defendido desde el PSOE y otros desde el liberalismo político o desde las ideas conservadoras, me refiero a las cuestiones que requieren un pacto de Estado, como la política antiterrorista, el modelo territorial o la política exterior”, ¡qué narices hace esta señora codeándose con un teórico que no dudó en afirmar que “España me la suda” y que tras una visita a la Moncloa decidió apoyar la política de ZP —al menos temporalmente— respecto a la banda asesina! Así, pues, segundo gran error de Rosa.
No, Rosa, bonita, ni el Partido Popular es equiparable al socialismo zapaterino, le falta mucha vileza en sus filas aun cuando haya cometido desaciertos mayúsculos con los estatutos autonómicos que incomprensiblemente va respaldando, como el andaluz, ni tú debes lastrarte, de entrada, con la presencia de un Fernando Savater que parece tan voluble en lo político como deseoso de notoriedad en lo mundano. Quien lleva una trayectoria rectilínea como la tuya, salvo aquel tropiezo absurdo que te hizo querellarte contra el gran Mingote cuando eras consejera de Turismo en el País Vasco, no puede permitirse el lujo de iniciar su nueva andadura con una mochila llena de pedruscos a la espalda. Así se hace un mal camino, porque se expone uno a esos cambios de opinión tan propios de Savater y a que en el momento menos pensado, y por lo tanto más inoportuno, le oigamos decir algo así: Rosa me la suda. Porque un fulano al que se la suda España es evidente que te incluye también, por española.
Lo tuyo, permíteme decirlo —y a tiempo estás— es ir de número uno en cualquiera de las listas que presente el Partido Popular en el País Vasco y luego pedirte para ti una vice-portavocía en el Congreso de los Diputados. Lo demás, la creación de partidos testimoniales que llevan aparejada la posibilidad de cero escaños, el abundante reparto de estopa a dos manos, el ir agarrada del brazo del filósofo guipuzcoano a retocarte la nariz, sin que seas demasiado consciente que a la salida del baño puedes aparecer con rostro de clown, no es más que un divertimento para jovencitas quinceañeras que han venido formando parte de las juventudes socialistas y que ahora, ilusionadas, se ven con un caché inesperado que no saben cómo usar. Ya no eres joven, Rosa, coincidiendo con las siguientes generales cumplirás 56 años. No puedes permitirte la exquisitez de comenzar a sembrar ahora, en un nuevo partido, y recoger la cosecha a la edad de dinosaurios como Fraga.
Hay unas prioridades en esta nuestra España que tu también pareces querer, la primera de ellas es expulsar a Zapatero de ese lugar al que nunca debió llegar. Y hay que hacerlo en las urnas, no derrochando el voto en proyectos a largo plazo que incluso pueden acabar, como le ha ocurrido a Ciutadans, divididos en varias tendencias de todo a 100. Decía Chesterton que “una de las grandes desventajas de la prisa es que lleva demasiado tiempo”. Y prisa a chorros es lo que hay para desalojar del poder al rompepatrias. “En circunstancias especiales —afirmó otro de nuestros clásicos—, la decisión que ponga el remedio debe ser más rápida que el pensamiento”. Si tú, con tu facilidad para comprender que “Zapatero persigue un modelo de Estado inviable”, no adviertes al mismo tiempo que nos hallamos ante una circunstancia no ya especial, sino alarmante, y prefieres dedicarte a las “cocinitas” en un nuevo partido que podría denominarse perfectamente “Pájaros Volando por la Democracia” y que sin duda le quitará al PP los votos de los socialistas reflexivos, entonces es que no eres la Rosa campanuda que yo sospechaba y que tampoco te es ajeno el deseo de notoriedad, como a Savater.
Autor: Policronio
Publicado el 2 de septiembre de 2007
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