Mikel Buesa. |
Me hace una ilusión de primerizo la aparición de un nuevo partido político socialista y decente, al menos en el papel. Pretende crearse —dicen con otras palabras sus promotores— para neutralizar a un PSOE zapaterino que en menos de una legislatura ha convertido la política en un muladar y a los políticos más significados en unos perfectos cobardes entregados por interés al terrorismo o a los secesionistas. Como argumento para la creación del nuevo partido quieren destacar, igualmente, que las actuaciones del gobierno socialista (¿?) no discurren ni de lejos por los cauces de la igualdad y la libertad que algunos, con más ingenuidad que razón, le atribuyen al socialismo fundacional.
Diríase que tal es la intención, entre otros, de Mikel Buesa, que mediante la “Tercera” de ABC anuncia hoy su incorporación a ese partido social-decente. Reconozco que más de uno se cuestionará si es posible conjugar el socialismo con la decencia. Parece un contrasentido, ¿verdad? Pero no lo es en absoluto si se parte de la base de que las teorías jamás deben confundirse con las prácticas. Cuando el socialismo nos ha venido ofreciendo sus 100 años de inmoralidad ha sido, precisamente, en las etapas que se ha mantenido alejado de las teorías de igualdad y libertad y las ha sustituido por el sectarismo, la coacción y el ansia de poder personal a toda costa, como en el presente caso.
No creo en el socialismo, entre sus mentores hay demasiados estómagos vacíos a los que no les importa gran cosa practicar la depredación, pero acepto de buena fe que otros crean. Es una posición que forma parte del espíritu liberal que hoy secundo y que tan pocos me reconocen debido a mis numerosas críticas al Gobierno, que algo habrá hecho bien según mis detractores. Lo que ocurre es que es tanto, y tan perverso, el daño causado en algo de más de tres años a la convivencia de los españoles, que uno no puede evitar un rechazo generalizado a los que ahora mandan. Tiemblo ante la simple idea de que renueven el poder y sigan cometiendo todo tipo de jugarretas antidemocráticas e ilegales. ¡Hay que echarlos “como sea” en las siguientes elecciones! Algunos opinamos así.
Entre los que aspiran a echar a los inmorales del poder, se encuentra gente de la categoría intelectual de Mikel Buesa —o de la talla política de Rosa Díez—, que apuestan por una formación cuya meta principal consista en no defraudar al electorado. Es decir, evitar hablar en el programa electoral de “Gobierno de España”, por ejemplo, y luego desentenderse por completo de esas frases tan sugerentes para los votantes, a los que se les acaba traicionando mediante el método de poner en práctica justo el programa contrario. Así ha sido con el PSOE de ZP y es justamente una de las razones de peso que ha motivado el rechazo de los socialistas decentes. Porque haberlos, haylos. Salvo que Vetton* opine lo contrario, por supuesto.
De ahí mi ilusión de primerizo. Naturalmente, yo no les votaré a ellos, no porque sean decentes —menuda “frivolité”—, sino porque también son socialistas y opositores teóricos de la libertad individual. No quiero tropezar siete veces en la misma piedra. Bastante tuve con respaldarles incondicionalmente años atrás, cuando aún no había abandonado la condición de boquirrubio.
*Comentarista habitual de Batiburrillo
Autor: Policronio
Publicado el 7 de septiembre de 2007
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