No seré yo quien justifique la actitud acomodaticia de muchos de nuestros conciudadanos, ante las especiales circunstancias que en ciertos momentos de nuestra Historia le ha tocado vivir a este sufrido Pueblo Español, con mayúsculas y con profundo respeto.
Más nos vale no adoptar las mismas posturas que los señoritos de toda la vida, ante ciertas actitudes del común de nuestros ciudadanos. Ahora es el “otra de gambas”, justificada expresión en ciertas circunstancias, pero que recuerda demasiado al “ya tienen el vino”, para olvidarse de ciertos problemas, entre otros, la chica embarazada por el derecho de pernada.
Cuánto nos gustaría que nuestros mensajes tardaran menos tiempo en calar, y que muchas de las circunstancias que nos tocan vivir tuvieran un reflejo inmediato en las encuestas de intención de voto. Pero eso denota una impaciencia, impropia de liberales, y una cierta falta de respeto a quien sufre y calla.
No es justificable de ninguna manera la actitud acomodaticia ante ciertas circunstancias, pero tampoco lo es la ostentación de gallito impaciente que algunos muestran o mostramos.
Si los liberales de todas las costuras pretendemos hacer nacer o dar a luz la “masa crítica” que haga cambiar el curso de la historia, puesto que no ha acabado del todo con el derrumbe del Muro, a la vista está que es necesaria la denuncia firme, valiente y certera de las actitudes totalitarias de todo poder constituido. Pero también conducirse con toda humildad ante los que, nos pongamos como nos pongamos, con su voto pueden darle la vuelta a la situación.
No estoy hablando de centrismo, amaneramiento ni demás zarandajas gallardonianas, estoy hablando de saber quién es el enemigo. Y el enemigo no es quien se levanta a las cinco de la mañana para estar en el trabajo a las siete.
A los primeros hay que zurrarles, a los segundos cuidarlos.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 13 de noviembre de 2007
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