Zapatero anota el importe de sus solemnes compromisos en las barras de hielo, un método característico de esos morosos que jamás piensan cumplir lo pactado. |
Los ciudadanos no entumecidos por la propaganda vamos comprobando a diario cómo las promesas de Zapatero valen lo mismo que las de esos morosos recalcitrantes que cuando les reclaman una deuda acaban por anotar el importe en la barra de hielo; eso sí, al mismo tiempo aseguran siempre, con verdadero énfasis, que antes se quedarían sin comer que dejar de pagar el débito. De donde se deduce que si las promesas al más puro estilo moroso de ZP se han producido en plena campaña electoral, como fueron las milagrosas soluciones que les ofreció a los trabajadores de Delphi en Puerto Real o a los de Zinsa en Cartagena, entonces ese hielo acabará derretido sin que al sujeto en cuestión le varíe un ápice la sonrisa de farsante.
No me gusta nada escribir estas impresiones de quien no deja de ser el presidente del Gobierno de España, pero qué puede decirse de un hombre cuyo comportamiento embaucador chirría desde hace años. Delphi y Zinsa son dos ejemplos de los muchos que podrían anotarse respecto a la trayectoria de un político que a estas alturas debe estar más que convencido de que todos sus engaños les salen gratis. Zapatero se comportó como un tramposo con los trabajadores de Delphi, a los que junto a su coleguilla Chaves les prometió el oro y el moro, y ahora vemos que el único futuro que les aguarda es la cola del paro mientras la factoría va a cerrarse y se reubicará, precisamente, en el país moruno del otro lado del estrecho.
Lo mismo que les ocurrirá a los empleados de esas docenas de pequeñas empresas que le suministraban productos auxiliares a Delphi, que acabarán integrando las listas de un desempleo cuyo subsidio pagaremos todos si bien será ZP el que saque pecho y presuma de sensibilidad ante la clase trabajadora. En el caso Delphi y las empresas auxiliares se superarán los 2.000 desempleados, y encima afectará a una de las zonas más depauperadas de Andalucía, inexplicable feudo socialista desde hace casi 30 años. En cuanto a Zinsa, es preciso recordar lo que ZP dijo solemnemente: “lo vuestro está resuelto en una semana”. Ofrecimiento grandilocuente, como cada una de sus mentiras, que de momento está convirtiéndose, después de varios meses de incertidumbre, en una promesa de venta de terrenos públicos a la sociedad del zinc, algo que es de esperar no se haya anotado igualmente en la barra de hielo.
Y es que los socialistas no tienen arreglo ni es posible que la economía de un país serio marche bien cuando son ellos los que mandan. Tardarán más o menos, dependiendo de la velocidad con que destruyan la gran herencia económica que les dejó el PP, pero lo cierto es que con esta gente tan inútil, y tan presumida de lo contrario, a largo plazo no es posible algo distinto a la penuria económica. Aparte de que la burocracia se los come vivos y de que la ineptitud es norma arraigada entre sus filas, a cuya cúpula suelen llegar los más radicales a la par que los menos preparados, la vergonzosa sumisión de los sindicatos y los “artistas” a la izquierda gobernante, cobardemente silentes en los dos casos descritos, les impide montarle al PSOE cualquier zarabanda de tipo “Nunca Mais”. ¡Ah, si hubiera sido el PP el partido del Gobierno!
Pero no, a estos de Zapatero no les montarán ninguna marcha de protesta. De ahí la impunidad en la que se recrean los que ahora mandan, convencidos como están de que sólo la izquierda tiene el sagrado derecho a gobernar y a ser impune, además de arbitraria. De ahí que reincidan, porque les sale gratis, en cuantas ilusorias promesas crean convenientes para sus fines. En pocas palabras: Estos desahogados del socialismo zapaterino no se privan de practicar a todas horas la política de la barra de hielo.
Autor: Policronio
Publicado el 10 de agosto de 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios moderados.