sábado, 7 de julio de 2018

Gustavo Vidal Manzanares, el hermano de su hermano

Gustavo Vidal Manzanares 


Gustavo Vidal Manzanares pasará a la Historia por ser hermano de César. A diferencia de César, Gustavo es socialista y masón. Y, la verdad, al leer la mediocre batería de argumentos que nos acaba de regalar, hemos confirmado su doble filiación progresista.


En una cosa sí acierta plenamente Gustavo: en su definición de masonería: "Es una organización universal basada en el afán de mejora personal, en el afán de superación y en el apoyo mutuo". Sobre todo por lo de mejora personal y apoyo mutuo... En cambio, en otra marra de cabo a rabo: "en términos generales (es), una institución que nace en lucha contra los absolutismos, los dogmatismos, la imposición por la fuerza". A Gustavo se le olvida un pequeño detalle: la gran parte de masones españoles de la Segunda República fueron entusiastas admiradores y acólitos de la terrible dictadura de Iosif Stalin. El GOE y la GLE se plegaron al gran fraude propagandístico de la vulgaridad progre de la época, que no era otro que el Frente Popular, coalición política que atemorizaba a los españoles con el cuento de que venía el fascinazismo mientras el terror soviético causaba auténticos estragos en la URSS. De esto no nos cuenta nada Gustavito. Con lo listo que es...

Prosigue el hermano de César: "Es lógico que la derecha cavernaria, que todavía la hay en este país, la tenga tomada con la masonería. Es normal, porque ataca su línea de flotación". Claro. Lo que es lógico es que los masones defiendan a los masones, que es lo que hace él, por ejemplo con el infumable Ernesto Lluch, un tipo partidario de hacer concesiones políticas a ETA, al que los terroristas socialistas le pagaron los favores prestados con la muerte. Trágico y lamentable, pero también patético. Otra cosa que no nos cuenta el hermanísimo es que quien la tiene tomada es El Plural con la Iglesia. Este medio dedica más artículos a zaherir a la Iglesia que todos los demás juntos a criticar a la orden secreta. Como siempre, la doble vara de medir.

Un detalle muy gracioso: "las personas que atacan a la masonería no son Premios Nobel de Medicina o de la Paz, precisamente". César Vidal y Ricardo de la Cierva, por ejemplo, son unos personajes vulgares, sin estudios ni publicaciones relevantes. Tan sólo unos cuantos doctorados, varias carreras y más de cien libros cada uno. Respecto a la obsesión antimasónica de Franco, me remito a lo dicho hace meses: más obsesionados están los masones con Franco que al revés. Ellos verán por qué, aunque se entiende que el ridículo en el que quedó la milicia masona en la guerra civil es como para tener manía al general ferrolano. Todos los generales masones juntos, salvo Cabanellas, no pudieron con Franco. Y eran unos cuantos, no se vayan a creer... Como para no estar obsesionados...

En fin. Más de lo mismo, esta vez de la mano del hermano de César. Qué bien viene tener un hermano de esa categoría para ser famoso. Que le vaya bonito. Y, por favor, no se acompleje. Aunque le entenderíamos, no se acompleje, ¿vale?

Autor: Smith
Publicado el 4 de septiembre de 2007

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