Los irresponsable de la economía. |
Hay que ser muy caradura e irresponsable para culpar a los ciudadanos de la alta inflación que padecemos, que es exactamente lo que ha hecho Solbes al afirmar que la escalada de precios es atribuible en gran medida a los españoles porque desconocemos el valor del euro. Según puede leerse en La Razón, a nuestro personaje no se le ha ocurrido otra cosa que ilustrarnos con el ridículo caso de las propinas demasiado generosas para ejemplificar su desahogada teoría.
Dice así este frescales: “Los españoles ‘no hemos interiorizado lo que significa un euro’, no asimilamos que equivale a 166 pesetas y que cuando dejamos un euro de propina por dos cafés damos una gratificación exagerada que, según concluyó, tiene un impacto no cuantificado en el diferencial de inflación de España respecto a otros países de la UE”. Naturalmente, a Solbes se le ha olvidado confirmarnos si la señora que va a la pollería deja propina de un euro tras comprar el muslito de pollo para el arroz, si luego hace otro tanto al adquirir el manojo de ajos tiernos para la tortilla de la noche, o quien se acerca a la panadería y pide dos barras de cuarto, de esas que pesan 180 gramos y van subiendo de precio con cada hornada, renuncia al cambio del billetillo de 5 euros porque la panadera, además de guapa, sabe sonreírle como nadie. Y así podríamos seguir hasta el infinito respecto a una cesta de la compra que se ha encarecido sobremanera como consecuencia de la dejadez del gobierno zapaterino.
Hay que ser muy inconsciente, por otra parte, para no tener en cuenta el enorme déficit comercial que este gobierno socialista ha disparado hasta la estratosfera. Lo que significa defender una política económica, cuyo máximo responsable es Solbes, destinada al “mantente mientras cobro”. Es decir, si la economía española no es capaz de compensar con sus exportaciones, más ciertos servicios como el turismo, lo mucho que alegremente compramos en el exterior, eso significa que alguien de fuera de nuestro país —como por ejemplo ciertos fondos de pensiones norteamericanos, entre otros— nos está prestando dinero para entramparnos y atender nuestras compras de pago diferido. Y ese dinero, cuyos intereses van al alza, contribuye notablemente a la subida de la inflación y deja para nuestros hijos un futuro hipotecado, ya que deberán pagar lo que nosotros gastemos ahora. Porque nadie va a condonarnos una deuda como si fuésemos un país tercermundista. Si bien todo se andará de continuar esta alegre muchachada socialista que ahora manda.
¿Cómo se arregla algo así desde el punto de vista de un ciudadano corriente y moliente, como es mi caso? Mientras tengamos un gobierno de irresponsables, de ningún modo. Iremos de mal en peor, distanciándonos cada vez más de la Europa sensata. Con otro partido en el Gobierno, sería posible liberalizando la economía y fomentando la competitividad y la iniciativa privada, único método para incrementar sensiblemente nuestras exportaciones. Y sobre todo, ser muy consciente de que esas medidas estructurales destinadas a la productividad deben ir adoptándose de forma continuada, sin pausa alguna, sin que transcurra un solo año en el que no se desarrollen nuevos incentivos de efecto liberalizador, porque los principales países exportadores no se duermen como sí ha hecho el tándem ZP-Solbes.
Digámoslo claro, Solbes se ha limitado en esta legislatura a dejarlo todo como lo recibió del PP y encima —hablando de propinas generosas— ha tenido la desfachatez de obsequiar con algo más de un euro a algunas comunidades donde gobiernan sus amigachos o los nacional-chantajistas. Así, pues, lo que nos servía en tiempos de Aznar-Rato, lógicamente no nos vale tras cuatro años de parálisis. Por lo tanto, ministro Solbes, menos lobos, menos ejemplos baratos de café y más asumir responsabilidades en lugar de echarnos la culpa a los españoles.
Y hablando de desahogados, no quiero dejar de comentar que Rodríguez, el jactancioso jefe de Solbes, asegura que en la próxima legislatura creará dos millones de nuevos puestos de trabajo. No hay duda de que este pájaro mea más alto que Felipe, que redujo su promesa a la cifra de 800.000. Claro que al final se convirtieron en tres millones de parados. Esperemos que el resultado final del empleo prometido frente al desempleo creado no arroje la misma proporcionalidad, lo que, para ser sincero, con un gobierno socialista no sería nada extraño. ¿Y esta gente quiere renovar mandato? ¡Me parece un escándalo tal pretensión!
Autor: Policronio
Publicado el 16 de diciembre de 2007
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