jueves, 26 de julio de 2018

Déjate de monsergas

Habría que preguntar a Eolo, dios del viento, si está de acuerdo con ese cambio climático que los ecolojetas utilizan para vivir del cuento. 

Franca respuesta de una mujer guapa, inteligente, trabajadora y a la sazón avagonada por el discurso del flamante y reciente Nobel de la Paz Perpetua en la Prehistoria, que no es otro que el ínclito Al Gore, al que le siguen unos apóstoles algo más que sugestionados. Entre ellos, más de un gerifalte del PP, por cierto y por más señas.


Y dirán ustedes: ¿Cuál fue la aseveración que mereciera tal reacción de la señora? Simple: hace un frío de cojones. Antecedente: Hay que joderse lo que está apretando el cambio climático en Albacete. Prueba de que hay cambio climático, me dice la guapa. Ya, pero a lo que  iba, que es el quid de la cuestión. Es que el aumento desmesurado de las emisiones de CO2 debería evitar las bufandas a mitad de noviembre, en procura de protegerse de los siete grados bajo cero. Déjate de monsergas. No, si yo me dejo de monsergas, pero el caso es que el CO2 se ha debido de volver gilipollas, digo yo, con la que está cayendo.

¿Sabes lo que te digo, facha de mierda? Que durante una buena temporada te olvides de follar.

Ahí tenemos, en crudo, el choque de doctrinas. Bien sabido es que la doctrina católica aconseja el debido cumplimiento de las obligaciones conyugales, salvo casos de fuerza mayor, claro está. Sin embargo, la nueva religión permite la elusión del cumplimiento de esos deberes, y la fuerza mayor se fundamenta en la mera alusión al parte meteorológico, sea de la uno, la dos, la tres, la cuatro, etc. 

Esto es el caos. El frío, antes arrrejuntador de deseos, a veces divergentes, ahora se torna impedimento del solaz y buen pasar, lo que siempre fue la garantía del natural creced y multiplicaos, como habrán imaginado los atentos lectores.


Lo dicho: si hace calor, no te arrejuntes. Y si hace frío, ni se te ocurra. En el universo de la nueva religión no tienen cabida las bufandas, a excepción de las del Che, que lucen a muerto. 

Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 17 de noviembre de 2007

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