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Un lector habitual de Batiburrillo, cuyo nombre prefiero no incluir, nos ha enviado un informe que deja clara la calaña de Carlos, el skinhead de extrema izquierda asesinado recientemente en Madrid y elevado a los altares laicos en presencia de López Garrido, Zerolo y Llamazares, como si de una criatura inocente y desvalida se tratase.
Conste aquí mi más enérgica condena ante el asesinato de Carlos y mi deseo de que el autor pase a manos de la Justicia. Pero debe constar igualmente mi repudio a todo acto propagandístico que la izquierda, tan propensa a la inmoralidad política, utilice como banderín de enganche para su aborrecible causa, cuanto más si se pretende convertir en ídolo y luchador por la libertad a quien no era más que un pandillero de escasa moralidad y nulo sentido democrático.
Autor: Policronio
Publicado el 15 de noviembre de 2007
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