La respuesta es bien sencilla: Nacionalismo hasta en la sopa. |
Los que acostumbran a utilizar “Google Earth”, habrán podido comprobar que de un tiempo a esta parte se ha producido un extraño efecto. Para los que no conozcan esta estupenda herramienta, aparte de recomendarles que la usen, les informo que consiste en la representación a base de fotografías de satélite de la practica totalidad del globo terráqueo, con una asombrosa capacidad de zoom (acercar-alejar), hasta el punto de poder localizar con una nitidez sorprendente, a golpe de ratón, casi cualquier parte del mundo. El curioso efecto del que les hacía mención, antes de este paréntesis, se refiere a que Cataluña aparece de un color diferente al resto de los territorios que la circundan, como si una sombra extraña la cubriera en su totalidad. Contrariamente a lo que se barruntó desde determinado medio, parece ser que la intención de los señores de Google no era la de poner su granito de arena en el “hecho diferencial” catalán, insinuando trapaceramente que incluso desde el espacio esta “diferencia” es tan palpable. No. La razón de este fenómeno se debe a que en virtud a un acuerdo entre los responsables del programa y las autoridades catalanas, las imágenes que se ofrecen desde el pasado 2 de junio desde el Google Earth provienen del “Institut Cartogràfic”, dependiente de la “Generalitat”. Estas fotografías se suministran a Google en formato de alta definición y esa puede ser la causa de la variación de color.
Paralelamente, no son pocos los catalanes que comienzan a darse cuenta que el “ensombrecimiento” de Cataluña” no es meramente una “impresión” fotográfica del satélite. Algunos empiezan a envidiar el dinamismo de Valencia, que les ha hecho capaces de organizar con rotundo éxito una visita del Papa que ha significado una promoción mediática mundial envidiable, o una “America’s Cup” que ha sorprendido a todos y les ha situado en la palestra, para albergar en un futuro próximo, la Fórmula uno, por la complacencia de los responsables de este deporte emblemático de las cuatro ruedas.
Son los catalanes que no entienden cómo en estos años la Comunidad de Madrid ha sido capaz de construir 47 kilómetros de metro y otros 28 kilómetros de metro ligero, mientras en Catalunya el mayor “logro” en materia ferroviaria ha sido el hundimiento del Carmelo, el caos en la red de cercanías o los constantes retrasos de la llegada de un AVE que “amenaza” la Sagrada Familia cuando llegue, si es que llega alguna vez.
Los mismos catalanes que con el recuerdo puesto en los tiempos en que Barcelona organizaba actos de resonancia mundial, miran con nostalgia hacia Zaragoza y su futura Expo. Por el contrario, el reciente fracaso del Forum, no ha hecho más que alimentar las dudas en la capacidad de sus actuales dirigentes para ponerse al frente de la organización de eventos de este tipo.
En definitiva, catalanes que aman Cataluña y sus productos, tanto como los riojanos, por ejemplo, que han logrado hacer de su principal industria, el vino, una señal de atractivo turístico que dinamiza la economía de su comunidad como nunca antes lo había estado. Mientras, al mismo tiempo, los productos catalanes reciben boicots de sus principales clientes, por culpa de la actitud irresponsable de sus representantes políticos.
Por tanto, la “sombra” que se cierne sobre Cataluña no se debe a Google, ni tan siquiera al nacionalismo. La razón principal de esta diferencia de tono en la foto aérea de la red, no es por querer separarla del resto de España, sino por la voluntad agobiante de control sobre todos los aspectos de la vida catalana que tiene el ejecutivo de la “Generalitat”, y que les lleva hasta el punto de querer controlar las fotos que deben mostrarse de nuestro territorio.
Así, el tema identitario, con ser grave, no era el diagnóstico, sino un síntoma de la verdadera enfermedad: El intervencionismo del gobierno tripartito catalán, que viene ahogando la histórica iniciativa de nuestro pueblo.
Autor: Pedro Villa Isorna
Publicado el 22 de junio de 2007
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