Zapatero y su gobierno de talibanes. |
Del “precaución amigo conductor, tu enemigo es la velocidad” al “no podemos conducir por ti, aunque, por otra parte, nos haría mucha ilusión” ha llovido lo suficiente como para convertir lo que era un Estado autoritario, gris y paternalista en un Estado con ínfulas totalitarias, infantiloide, metomentodo y fallón; sobre todo fallón, con políticos de medio pelo en el puente de mando.
Estos socialistas de todos los partidos no son capaces de articular un Estado que consiga apagar un par de incendios de grandes proporciones sin que haya pérdida de vidas de por medio. Que consiga amortiguar las terribles consecuencias del desbordamiento de los ríos a la que caen cuatro gotas. Qué les voy a contar de lo que ocurre cuando nieva un poquitín. Se acojona con los atascos de las carreteras, porque preventivamente se ha rendido ante los roji-verdes, que ven cagarrutas de lince hasta en el salón de su casa por no pintar. Se ve absolutamente incapaz de iniciar un procedimiento sancionador frente a un trust de facinerosos, por el que dirán en la Oficina Económica del Presidente y para rematar, obviando la primera obligación de todo Estado que se precie, esta pandilla es capaz de renunciar a acabar de una vez y para siempre con una banda terrorista, cada vez más envalentonada y embravecida ante una bajada de pantalones sin parangón en la Historia de la Democracia.
Por lo tanto, no quiero imaginar que nos ocurriría si ese Estado, totalitario, infantiloide, metomentodo y fallón, fuera capaz de conducir por nosotros, como pretende.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 6 de mayo de 2007
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