¡Deslumbrante y emotiva para muchos! |
Cuando la marea rojigualda ocupe la mayor parte de los corazones españoles, perdido ya el influjo de una propaganda socialista tan farsante como irracional, tan interesada como inicua, tal vez suceda que el PSOE acabe por escindirse en dos partidos(*): el del traidor ZP y los inmorales que lo auxilian, más otra formación que mantenga la línea social de la izquierda clásica -que hay quien cree de buena fe en ella-, pero que no sea esquiva respecto al destino de la patria ni haga gala, como sucede ahora con los que ocupan ilícitamente el poder al violar el período de reflexión, de avergonzarse de lo mejor de nosotros mismos y de nuestra envidiable gran Historia.
Quizá la parte social-españolista de ese PSOE escindido llegue a contar alguna vez con una cincuentena de diputados, ¡Dios lo quiera!, y asimismo es posible que los políticos que encabecen la formación posean suficiente valor y honradez como para influir decisivamente en la regeneración de España. Quizá, ojalá sea así, respalden algún día en el Parlamento español a un Partido Popular dispuesto a acabar con el privilegio insaciable de terroristas y separatistas, a los que se les deberán aplican con rigor unas leyes que ahora no respetan, como es el caso reciente del consejero vasco de Justicia, que gritó hijos de puta a los jueces cuando no le permitieron permanecer junto a Ibarretxe en el acto de declarar ante el TSJPV.
Acaso los socialistas que se confiesen españoles tomarán la iniciativa de convocar a Cortes Constituyentes, previo acuerdo con la mayoría popular, para reformar debidamente la Carta Marga y convertir en papel mojado las dispensas arbitrarias respecto a la ley común que ahora disfrutan los nacionalistas vascos y catalanes. Porque nada hay, ni fueros, ni conciertos económicos y mucho menos esa patraña que algunos califican de "hechos diferenciales", que no pueda ser barrido a través de un gran plebiscito popular que los anule en las urnas.
En estos días se están poniendo las bases para la creación de ese nuevo partido socialista. Hemos visto a personas de gran valor cívico, dignidad y conciencia, caso de la eurodiputada Rosa Díez, entre otros muchos, cómo formaban parte de la multitud que el sábado ocupó las calles de Madrid. Junto a ella, cientos de socialistas de buena fe, íntegros como el que más y con mayores méritos aún si se valora el vacío que a cambio recibirán de su partido. Esos socialistas se manifestaron a favor de España, de la unidad de la nación española y en contra de un proyecto tan innoble como el que Zapatero pretende. Asimismo, militantes de la UGT y otros sindicatos también formaron parte de la gran manifestación del pasado día 3, e igualmente expresaron su deseo, noble deseo, de que España, y con ella su Gobierno, no se rinda vilmente ante unos asesinos y extorsionadores enquistados en lo más valioso de nuestro solar patrio.
Sí, la fecha del 3 de febrero de 2006 debe ser el punto de inflexión que nos aleje de la iniquidad y el desaliento que un régimen corrompido y sórdido no cesa de producir. Es muy deseable para quien verdaderamente siente a España que en tal fecha haya debido iniciarse el resurgir de la libertad y la justicia para todos. Porque eso mismo es lo que representa la idea de España frente a los nacionalismos separadores y sus planes de desigualdad tanto en la ley como en los derechos esenciales de las personas, que son vulnerados descaradamente, con desprecio de las normas, cuando éstas no se acomodan a sus gustos. No me cansaré, pues, de repetir que nuestra bandera y nuestro himno deberán surgir en el futuro como la más imponente de las barricadas ante los que proclaman la desavenencia entre los ciudadanos y las regiones. Ante los que se aprovechan de esa desavenencia: ¡Viva España!
(*) Para los que sientan la tentación de acusarme de ingenuo, con independencia de que ello pueda ser cierto o no, les diré que cuando la gran debacle de UCD nadie podía sospechar algo semejante y que ésta se produjo como consecuencia de importantes discrepancias internas, que viene a ser lo mismo que en la actualidad sucede en el PSOE, al menos entre una parte significativa de sus bases.
Es sabido, además, que muchos de los diputados de UCD tuvieron la oportunidad de afiliarse al Partido Popular, donde militaron en los años siguientes e incluso hoy militan. No es el caso del Partido Socialista, que carece de un recambio en el que acoger a los muchos desilusionados con la línea política marcada por Zapatero. Y desde luego Izquierda Unida no da la talla por ser aún más radical y antisitema.
Luego lo más lógico, al menos desde mi punto de vista, es que a medio plazo acabe por producirse una escisión. Una escisión que a mi modo de ver puede acelerarse en cuanto el socialismo salga del Gobierno y no puedan permitirse colocar a tantos altos cargos. De hecho, si bien por otras razones, Ciutadans es la primera criatura amamantada en los brazos de la disidencia a la línea oficial del PSOE.
Autor: Policronio
Publicado el 7 de febrero de 2007
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