Gaspar Llamazares. |
Que el comunista Gaspar Llamazares, supuesto médico amamantado en Cuba por las ubres del aparato genocida castrista, resulta un tipo de lo más grotesco y radical, es algo acerca de lo cual pocas dudas caben. La imagen que ha venido dándonos hasta ahora es la de un sujeto desorientado ante cualquier escenario que se derive de la tradición cristiana, los valores democráticos o la libertad individual, conceptos que sin duda le resultan insoportables y acaban por producirle erisipela en su alma atea activista y en su ideología totalitaria galopante.
Gaspar es el clásico "politi-castro" -nunca mejor dicho- que con tal de jorobar y crear inestabilidad social -por aquello de la pesca en río revuelto- es capaz de alinearse con cualquier radicalismo o movimiento antisistema, comenzando por los terroristas etarras, a los que comprende y hacia los que reclama diálogo, continuando con los terroristas musulmanes, hacia los que augura las mayores glorias en caso de atacar sin tregua al gran Satán americano, y concluyendo con generosas muestras de simpatía hacia toda suerte de gandules, sinvergüenzas y parásitos, como puedan ser los okupas, algunos anarkos y todos esos otros que ustedes saben, entre los que destacan los engañabobos sandías o radicales ecologistas y los separatistas igualmente radicales, que no son más que pandillas antisociales que nuestro hombre fulminaría a gusto en el caso de acceder alguna vez al poder, desde donde les aplicaría justo la receta contraria a su permisividad actual y usaría el típico método soviético de exterminio.
Pues bien, siguiendo en su línea de individuo atormentado por cualquier idea desestabilizadora, Llamazares no ha tenido mejor ocurrencia que secundar a la Junta Islámica Española y pedir que la catedral de Córdoba y antigua mezquita omeya sea compartida por el cristianismo y el islam para sus respectivos cultos, como si no le pareciese suficiente que sólo en Andalucía haya más de 100 mezquitas y otras tantas en construcción. No, lo mejor es apoyar cualquier medida que perjudique a la Iglesia cristiana. Los argumentos de este pájaro, contradictorios con el criterio de la alcaldesa Rosa Aguilar, que ha preferido la discreción, son que en una "instalación religiosa tan importante como esta, donde ha habido distintas confesiones, no debería haber problema, desde una visión abierta, para que junto con la confesión católica, también la musulmana tuviera un ámbito de participación".
Mira, justito mental, cuando en el mundo islámico exista un mínimo de reciprocidad y sea posible no ya compartir con el cristianismo la esplendorosa Santa Sofía de Justiniano, sino el simple hecho de que pueda construirse una pequeña iglesia en cualquier estado musulmán, entonces, y sólo entonces, podríamos comenzar a hablar de "visión abierta. Mientras tanto, retrógrado, ofrécele tus "casas del pueblo" a los conversos islamistas españoles, para que te voten, y abstente de opinar sobre un patrimonio que, además de no pertenecerte, resulta que es propiedad de una institución a la que atacas por sistema. Claro que, precisamente por eso, por un deseo malintencionado de herir a los que consideras tus enemigos -¡que te conocemos de sobras!, es por lo que opinas sobre lo que deberías callarte si conservaras cierto pudor y respetaras la fe mayoritaria de los españoles. Como dijo Arrabal: Los fanatismos que más debemos temer son aquellos que pueden confundirse con la tolerancia. En este caso un fanatismo disfrazado de visión abierta.
Autor: Policronio
Publicado el 28 de diciembre de 2006
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