jueves, 24 de mayo de 2018

El insulto es la razón del que razón no tiene


No es posible escuchar a ZP o Pepiño, dos chocarreros de la política, sin llegar a partirse el culo de risa. Y además de izquierda a derecha. El culo, por supuesto. Si yo fuese militante socialista tendría que salir cada mañana de casa con pasamontañas, aunque fuese el mes de julio. De otro modo se me notaría demasiado el enrojecimiento del rostro a causa de la vergüenza ajena que despiertan estos dos fulanos que mangonean la Prisoe. El primero asegura que “el Gobierno se enfrenta a ETA y el PP se enfrenta al Gobierno”. Curioso enfrentamiento del Gobierno ante los terroristas, que lo hace mediante una bajada de pantalones. Debe de ser un método zerolero de última generación: la extenuación del etarra a través del ofrecimiento de la práctica sodomita. Si cuela, cuela.


El segundo compara a Rajoy con “un motor hecho un fiasco” y ratifica así, a través del más puro estilo contradictorio, un reciente comentario de su jefe, que aseguró que ganará las elecciones “sin perder la sonrisa y el talante”. Con lo que se demuestra, al fin, que el famoso talante debe ir forzosamente acompañado de ordinariez extrema, a poder ser maliciosa, para que sea útil al propósito que el socialismo busca: anular que se resalten sus propias deficiencias políticas, tan evidentes, insultando a la gente seria que denuncia las prácticas gubernamentales no acordes con la democracia y la separación de poderes.

No hay duda alguna, nos hallamos ante dos esperpentos falsarios que son incapaces de hilvanar tres palabras seguidas —todas ellas preparadas por otros energúmenos de la misma calaña— que no contengan desprecio, falsedades o insultos hacia el Partido Popular. Pero que conste que quien a hierro mata, a hierro muere. Y si vuestros insultos son válidos, deben serlo igualmente los que recibáis. Bien, pues ahora que el amo mediático de esta gentuza, el moribundo, recalcitrante y ex franquista Polanco, ha decidido irse a la tumba soltando veneno por la boca, significa que el “ideólogo” independiente de la mañana exhibe sus complacencias para que se abra la veda de la caza del “facha” —último recurso denigrante cuando es absoluta la falta de argumentos a favor—, de modo que lo suyo será que se incrementen aún más, si cabe, las injurias y calumnias dirigidas a los populares.

Otros dos tipos a cual más indecoroso y encima “pringaos” en docenas de enjuagues, Polankone y Mister X, casualmente han hablado de guerracivilismo en esta semana que concluye y, casualmente, han relacionado de lleno al PP con esa actitud. Pero nada es casual en esta Secta de “sin patrias”, donde las consignas y los eslóganes se imparten en sentido descendente y deben ser acatadas a pie firme por todos sus miembros, a menos que deseen dejar de respirar en sus respectivas profesiones, como le ha ocurrido a ese notable periodista de El PaísHermann Tertsch,  que se enteró de su destitución por la prensa. Al hablar de guerracivilismo, ¿en qué estarían pensando los  cerebros de unos pájaros tan acostumbrados a la guerra sucia y al beneficio económico en el trato con tiranos? ¿Debemos de pensar que están dispuestos a morir matando para darle satisfacción a su rencor? 

Que nadie se llame a engaños, todo seguirá así de estrafalario e insultante por parte del PSOE y de su prensa consorte —injurias y provocaciones de por medio—, y eso en el supuesto de que no se incremente gradualmente la zafiedad según vayamos acercándonos a las siguientes generales. Miedo me da sólo de pensarlo si uso el recurso de extrapolar la agitación previa al 14-M, asaltos de sedes incluidas, y lo desplazo al siguiente período de reflexión que se avecina. Me refiero a unas elecciones que ya veremos si serán en el 2008 o en octubre de este mismo año, porque el necio Zapatero cada vez divisa un panorama más turbio al no haber logrado calmar a la bestia etarra ni aún soltándole al asesino y amenazador De Juana y al apologeta y conspirador Otegi. Por supuesto, con tanta prevaricación de los poderes controlados por el Gobierno socialista como ha hecho falta para ello. Decía Victor Hugo que “quien me insulta siempre, no me ofende jamás”. Pues eso es exactamente lo que les ocurre a los descerebrados que dirigen ahora el PSOE, que con sus reiterados insultos, iniciados varios años antes de las últimas elecciones —recordemos: ¡Aznar asesino!—, son incapaces de ofender a alguien de mucha más calidad intelectual que ellos, como sin duda es Mariano Rajoy; eso sí, en los día pares.

No hablemos ya de ese otro frente que se le abre a ZP en Cataluña, con una Esquerra (ERC) que está hasta las narices de Montilla —lo cual no es de extrañar ni necesariamente negativo viniendo el reproche de quien viene—, y que se ha ofrecido a caer en los brazos de CiU a condición de que Artur Mas convoque un referéndum de independencia, eufemísticamente llamado de autodeterminación. ¡A quién querrán engañar! Ni que decir tiene que el indigente intelectual de La Moncloa evitará darse por aludido en tal asunto, o como mucho declarará solemnemente que Cataluña será lo que los catalanes quieran. ¡So listo!, a ver si aprendes de una puñetera vez que ni los catalanes, ni los vascos, ni los navarros, ni ningún otro colectivo regional pueden decidir en exclusiva, ley en mano, lo que debe hacerse con el territorio que habitan, puesto que es un bien común e indivisible de los españoles en su conjunto. Al menos hasta que no se cambie la Constitución española después de un referéndum, por supuesto.

Cada vez lo tengo más claro, volviendo al método insultante del día sí y día también que practica la izquierda —y luego son otros los que crispan—: Estos individuos comienzan a ponerse nerviosos ante la posibilidad de perder el poder como consecuencia de sus resbalones políticos, lo que determina que hayan decidido recurrir una vez más al “doberman”, en esta ocasión de ladrido continuado, método que si no les sirve para ganar al menos les vale para contentar a las hienas de su propio partido. Pero se les ha acabado el cuento. Juraría que los españoles les comenzamos a calar hace algún tiempo y ya carece de eficacia perpetuarse en el insulto. Como dijo Quevedo: “El insulto es la razón del que razón no tiene”. Y es que estos facinerosos no es que carezcan de razón, es que hay mil razones para que el pueblo los expulse de poder.

Autor: Policronio
Publicado el 26 de marzo de 2007

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