jueves, 3 de mayo de 2018

Diabolus ex machina


La frase hecha "deus ex machina" significa literalmente "dioses externos en la máquina". Se trata de una idea originaria del teatro griego y luego del romano que aludía a la aparición inesperada de un dios externo, bien dispuesto a auxiliar al protagonista de la obra y a librarlo de una situación comprometida. No hay duda alguna de que la fantasía griega del "deus ex machina" de turno, que siempre irrumpía izado de un cable mediante tramoya y arrojaba a veces rayos y centellas, para el héroe de la tragedia representaba algo equivalente a lo que hoy experimentaría cualquier hijo de vecino en verdaderos apuros económicos al que, de súbito, le tocase uno de esos plenos con superbote del Euromillones: Todo un milagro destinado a solucionarle la vida y a arreglarle el cuerpo. 


Así, pues, si como unidad de magnitud de cualquier final sorprendente se utilizara el milagro repentino -o su equivalente en apaños endemoniados-, sería posible afirmar que a Zapatero, en el 11-M, se le apareció no un dios, sino toda una legión de diablos externos in machina con los que acaso pactó llegar a lo más alto del poder para, desde allí, ejecutar unas cuantas maldades y favorecer la causa de cuantos energúmenos se revuelcan a gusto en la agitación política. Valga apuntar, además, que el manejo de la tramoya (machina) usada en la representación socialista de aquellos días de acoso a la democracia cabe atribuírselo con alto mérito a esa prensa exaltada y estafadora -tres capas de calzoncillos en el terrorista suicida- que no dudó en jugarse el todo por el todo con tal de favorecer a un candidato muy alejado del favor de los dioses y de las encuestas.

Pronto hará tres años de aquella victoria electoral diabólica y a menudo me pregunto qué ha hecho de bueno ZP en todo este tiempo. Así, a bote pronto, se me ocurre el "Carné por puntos", que ya veremos si la gente no se acostumbra al recorte y a la larga volvemos a la misma cifra de accidentes, en cuyo caso todo el beneficio quedará para esos bufetes de abogados que se especializan en presentar recursos que nunca ganan, pero que siempre cobran la cuota de abono. ¡Ah!, y también la "Ley de Dependencia", que no estaría mal del todo si fuese acompañada de la partida presupuestaria correspondiente. Porque donde no hay harina, todo es mohína. O lo que es lo mismo: Sin el dinero que la ponga en práctica, la citada ley se queda en pura propaganda socialista, una actividad complementaria de la política, a veces sustitutiva de ella, donde la izquierda cuenta con acreditados maestros de ceremonia.

Sin embargo, si tuviese que escribir sobre los asuntos menos providenciales de este Gobierno, con o sin "diabolus" de por medio, me temo que incluso en el Word me faltarían páginas para relatarlos todos, tal es el número de maldades, despropósitos y atropellos que se han gestado en la sede del fulano que nos preside. "Ni una a derechas", salvo la excepción del carné comentada, es una frase que se ajustaría bastante a la realidad de sus faenas emprendidas, al menos a la realidad que se contempla desde este lado del teclado en el que escribo. En el escenario de la tragicomedia protagonizada por alguien a quien no hay duda que le mecen la cuna y le despiertan a diario infundiéndole la pesadilla con que asolarnos a los españoles, todo parece estar marcado por el deseo destructivo de un espíritu maligno y encizañador. Sirva de ejemplo el Memoriazo que ahora propone al Parlamento, presentado allí como "Ley de la Memoria Histórica" y que no es más que una huida hacia el más atrás profundo, en busca de los abominables orígenes del socialismo, pero haciéndole un bypass a esa era felipista en la que se renunció al marxismo. Sí, de nuevo el protagonista de la obra va vestido de rojo y se le nota a lo lejos. ¡Vaya si se le nota!

Es lo que les ocurre a los que carecen de una ideología decente, que precisan suplantarla por la épica del engaño y la búsqueda de una Ítaca ficticia, real solamente en sus delirios: La II República, etapa nociva que deberá ser despojada mediante la ley en ciernes de toda perversidad histórica, a fin de que sirva de sustitutivo del raciocinio y de la honestidad en las labores de gobierno. Para quien llegó al poder a horcajadas de 192 asesinados y centenares de heridos -a saber con qué grado de complicidad-, la única salida posible a ese "sinvivir" culposo o a ese temor a ser pillado en hechos delictivos, de los que te llevan al trullo, es trasladarnos con las velas desplegadas a la etapa más sangrienta de nuestra Historia, una etapa en la que los muertos se contabilizaron por docenas de miles y la tragedia se enseñoreó de toda España, lo que convertiría a las víctimas del 11-M en apenas una muestra poco representativa. Una simple anécdota.

De ahí el Memoriazo que ahora se pretende legalizar y de ahí el deseo de convertirlo en ley para que la "verdad" de la izquierda quede fijada y llena de esplendor. Un esplendor donde las cunetas seguirán repletas de cadáveres antifascistas -asesinados siempre con gran saña-, que preciso será ir desenterrándolos gradualmente, a finas lonchas, para que el jamón de la propaganda aún les dure otro par de legislaturas a esos que como forma de gobierno han optado por el regreso al pasado tenebroso. Sí, dos legislaturas más es cuanto nuestro héroe necesita para convertir esta democracia, ya lánguida y rayana en lo mortecino, en un Régimen plenamente totalitario, si bien de apariencia excelsa y descaradamente fraterno a fuerza de propaganda. Que tal fue el pacto establecido con los "diabolus ex machina" en las horas previas a la tragedia del Corredor del Henares. 

Autor: Policronio
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