Diccionario de la RAE. CONTEMPORIZAR: 1. intr. Acomodarse al gusto o dictamen ajeno por algún respeto o fin particular.
¿Le convendría al PP continuar con esta "política de la confrontación", como algunos la llaman, o por el contrario debe aflojar la tensión apelando a una pretendida "responsabilidad de Estado"? Ésta es una cuestión que menudea en los últimos tiempos, en tertulias y discusiones. Por lo común, la opinión de los que sostienen posiciones izquierdosas suele ser que lo conveniente para el PP sería bajar el tono, inclinándose a la posición de los demás partidos para no quedarse solo, abandonando lo que dan en llamar la "derecha extrema". Es decir, contemporizar, que como bien reza la definición que precede al artículo es acomodarse al gusto ajeno.
Estos progres que reparten consejos a los que no son los suyos sostienen que así, contemporizando, los de la calle Génova tendrían más posibilidades de ganar las próximas elecciones. Aparte de lo extraño que se hace que ciertos personajes aconsejen al PP cómo llegar al poder, ¿son bienintencionados estos consejos? La clave está en la creencia de que el partido que conquista el centro gana los comicios en España. A primera vista, el argumento tendría poderosas hechuras de verismo, pero ¿se corresponde con la realidad?
En nuestra joven democracia se ha producido la alternancia política en tres ocasiones:
⁕ El primer partido gobernante fue la UCD, y para que lo desbancase el partido socialista tuvieron que pasar dos cosas, una, que se hundiera el partido de Calvo-Sotelo, otra que creciera el PSOE. Aplicando la lógica del argumento del inicio, solamente hubiera sido posible si el PSOE de entonces hubiera dulcificado su mensaje y, por el contrario, el partido centrista se hubiera radicalizado. Nada más lejos de la realidad. El PSOE de aquella época fue implacable con el partido de Gobierno, haciendo una oposición que en modo alguno puede calificarse de suave, con insultos continuados -"Tahúr del Misissippi"- y moción de censura incluida. Eran tiempos muy delicados, no sólo para el Gobierno de Suárez, sino para nuestra incipiente democracia, y eso no frenó el ímpetu de la oposición de Guerra y González.
⁕ Años después, fue el PP el que inclinó la balanza de su lado y no precisamente por haber hecho una oposición de salón al PSOE de la corrupción y el GAL. Aznar fue inflexible con el entonces presidente. Supongo que en el recuerdo de todos está impreso el "márchese Sr. González".
⁕ Nuestro pasado más reciente nos muestra otro ejemplo. Aún resuenan los ecos de las cacerolas, las manifestaciones, los asaltos a las sedes y los insultos de la oposición socialista al Gobierno de Aznar. Actos que no caracterizan precisamente a las posiciones suaves y centradas.
Con lo cual, se tiene que convenir que es cuanto menos dudosa la premisa de que el partido más centrado gana necesariamente los comicios en España. Y por consiguiente también dudo mucho de la buena intención de estos "desinteresados" consejeros a los mandatarios del PP.
¿Cuál fue, entonces, la clave de aquellos cambios de Gobierno? A mi juicio, no ganaron las opciones más centradas en posición ideológica, sino las más centradas en cuanto a posición vital. En los tres casos los perdedores estaban noqueados, groguis y cansados, y sobre todo no sabían para dónde tirar. Por el contrario, los ganadores transmitían un mensaje claro y sus formaciones no presentaban fisuras. Y eso fue lo que les dio el triunfo.
Así que, en mi modesta opinión, si Rajoy quisiera ganar tendría que luchar para que su posición fuera incontrovertible, a pesar del riesgo de no conseguir apoyos a cambio de componendas y de "quedarse solo". Además, debiera también intentar desenmascarar el punto débil de Zapatero, que es todo lo contrario a incontrovertible, ya que su posición no sólo es cambiante sino que en ocasiones da verdaderos tumbos. Y lo que es peor, esos tumbos se producen al son de las minorías que le prestan su apoyo. Por lo tanto, nada de contemporizar.
Autor: Pedro Villa Isorna
Publicado el 1 de febrero de 2007
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