Fundadores de la Compañía de Jesús. |
Este año 2007 se han cumplido 75 años de la brutal expulsión de la Compañía de Jesús. Dicha expulsión tuvo lugar bajo el primer bienio republicano, en el que gobernaban las izquierdas republicanas y socialistas en coalición. A las once de la noche del 23 de enero de 1932, el presidente del gobierno de la República, Manuel Azaña, hacía llegar al entonces ministro de Justicia, Fernando de los Ríos, el documento en virtud del cual se ordenaba la «disolución en territorio español de la Compañía de Jesús». Ambos políticos, Azaña y De los Ríos, fueron francmasones y, por ende, digan lo que digan algunos intervinientes de esta bitácora, profundamente anticlericales.
La disolución de la Compañía venía propiciada por el ambiente anticristiano extendido principalmente entre anarquistas y masones, incluso más que entre los socialistas, que habían gozado de grandes privilegios durante la etapa final del reinado del catolicísimo Alfonso XIII, especialmente bajo la protección del dictador Miguel Primo de Rivera.
El decreto de expulsión estipulaba la propiedad estatal de todos los bienes de los jesuitas, a quienes daba un plazo de diez días para abandonar la vida religiosa en común y someterse a la legislación. No era la primera vez que la Compañía de Jesús sufría una expulsión en España, pero sin duda sí fue la más dolorosa y cruenta.
Conviene recordar este tipo de episodios a sectarios y a sociatas, para que, de una vez por todas, dejen de remover el pasado con aviesas intenciones. Algunos quieren acabar con cualquier influencia del Cristianismo y de la Iglesia en la sociedad actual y hoy, como ayer, están dispuestos a todo con tal de hacer prevalecer su espíritu revanchista y guerracivilista. No están faltos de masoquismo. Parece como si desearan repetir la experiencia.
Autor: Smith
Publicado el 19 de abril de 2007
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