Por supuesto que ni la magnitud de la matanza ni de los daños en las cosas es comparable entre los distintos hechos que han dado lugar a la apertura de los dos sumarios en cuestión. Pero tienen más semejanzas de lo que parecen. Para empezar, en el sumario del 11-M se ventilan hechos que cambiaron trágicamente el curso político de la Nación, alterando la previsible voluntad del electorado, que en las últimas encuestas daba como ganador al Partido Popular. Los hechos que se ventilarán en el sumario 30-D, a buen seguro que también tendrán consecuencias en el orden político, aun cuando en este momento se nos antojen imprevisibles.
Así mismo, sobre la instrucción del primero de los sumarios se cernían cuestiones de orden político completamente ajenas a la jurisdicción: ¿Fue la guerra de Irak una guerra justa? ¿Era justo el apoyo del Gobierno Aznar a la Coalición internacional allí presente? ¿Se merecía el Gobierno de turno apechugar con las consecuencias de la matanza de Madrid por las bombas caídas en Bagdad? Del mismo modo, sobre la instrucción del segundo de los sumarios penderá otra circunstancia ajena por completo a la labor de la jurisdicción: el mal llamado "proceso de paz". ¿Se hubiera producido ese atentado de no estar incurso el Gobierno en negociaciones con los terroristas? ¿Cómo de fuerte se siente la banda terrorista ETA ante la actitud de la Fiscalía General? ¿Y del Presidente del Gobierno?
Y otra de las similitudes es la información o desinformación prestada a los ciudadanos en las horas posteriores a los distintos atentados. Hablo de la información o desinformación relevante, la que cala en la ciudadanía, la que prestaba en su momento el aparato mediático próximo al político favorecido por las consecuencias de los hechos ventilados en el primero de los sumarios y la que, previsiblemente, nos va a ocultar ese mismo aparato mediático, versión Ministro del Interior, para no verse perjudicado excesivamente por los hechos que se ventilarán en el segundo de los sumarios.
Y algo fundamental para la investigación de los dos sumarios: Vamos a tener como valedor a una Fiscalía General a cuyo frente se encuentra el titular más nefasto que hubiéramos podido imaginar. Conde Pumpido, que no nos quepa duda dados sus antecedentes, no tiene entre sus prioridades la defensa del principio de legalidad, que es lo único que justifica la existencia de la propia Fiscalía. Conde Pumpido, porque así lo ha dicho él, tiene como prioridad engrasar el proceso. El tiempo lo dirá.
Autor: Carlos J. Muñoz
Publicado el 1 de enero de 2007
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