Si no existieran los agujeros del 11-M y todo el mundo diera por válida la llegada al poder de los socialistas, creyéndola normal y democrática, nada cambiaría respecto a lo que hoy es forzoso opinar de quienes nos mandan. Es decir, Zapatero y su pandilla han cometido ya las suficientes arbitrariedades, traiciones y sectarismos como para tener claro que nos las habemos ante un grupo de indeseables cuyo comportamiento se halla a años luz de cualquier gobierno ideal. Y todo ello solamente en dos años y medio. ¡Hay que echarse a temblar ante la posibilidad de que repitan mandato!
Lo curioso del caso es que la facción socialista en el poder -no confundir con los socialistas decentes, que los hay a miles- es perfectamente consciente de sus tropelías e intenta cubrirse las espaldas de cara a las siguientes elecciones, porque la inmoralidad política no se empareja necesariamente con la estupidez. Así, pues, no desconocen que con tanto cadáver como van dejando en el camino les será imposible lograr la mayoría absoluta en la siguiente legislatura, de ahí que cultiven con extremado mimo sus relaciones con todo tipo de grupos marginales, radicales, separatistas, e incluso terroristas. Se trata de no romper los lazos, sino todo lo contrario, con sus futuros socios de gobierno. En pocas palabras: Ante la incapacidad del socialismo para reclutar el voto de más gente normal -en el sentido de no radicalizada o subvencionada-, ven razonable pasarle la mano por el lomo a las sabandijas y por supuesto llenarles los pesebres con el dinero de todos.
Basta un simple ejemplo para advertir el alto grado de injusticia que los socialistas en el gobierno están dispuestos a usar para favorecer a sus futuros asociados y de paso castigar a las comunidades regidas por el PP: Los presupuestos generales del Estado para 2007 reservan un aumento del 74,5% para infraestructuras en Cataluña, lo que equivale a 15 veces más que para Madrid, cuando ambas regiones aportan un PIB muy similar -base del reparto- y prácticamente el mismo volumen de aportaciones a la hacienda pública. En el conjunto de España las decisiones del gobierno son materia de escándalo, las inversiones en infraestructuras aumentarán un 17,15 % en 2007, excepto en las regiones donde los socialistas lo dan todo por perdido, como en Murcia, a la que se destina un aumento del 3,5 %, es decir, un 2,4% menos que en 2006.
Así podríamos enumerar docenas y docenas de medidas arbitrarias, imputables a un gobierno pésimo, que bastarían por sí solas para asumir la certeza de que nos hallarnos ante un grupo de facinerosos al que no le interesa en absoluto el conjunto de los españoles ni el reparto equitativo de la riqueza, sino únicamente el deseo interesado de atender a los territorios o a los colectivos donde considera que se encuentran sus caladeros de votos. Con un gobierno así, manifiestamente injusto, corrupto y prevaricador, respaldado a su vez por un Parlamento convertido en refugio de todo tipo de radicales que sólo miran por sí mismos, ¡qué falta hace demostrar si ZP conocía o no con anterioridad los atentados del 11-M!
Ojo, no digo que los Peones Negros estén perdiendo el tiempo y deban renunciar a su eficaz labor. Queremos saberlo todo del 11-M, y yo como el que más, aunque sólo sea porque el gobierno no favorece la investigación y da que pensar en lo mucho que oculta. Pero juraría que hay infinidad de terrenos de lucha y de denuncia, con datos claros en la mano, que los interesados en arrojar del poder a esta pandilla de embaucadores harían bien en airear constantemente.
Finalmente, como suelo hacer a menudo, concluyo emulando al clásico: No es fácil derribar al autócrata -Zapatero sin duda lo es-, pero en cuanto se tambalea a causa del descrédito, hasta sus más firmes sostenes lo abandonan. En suma, se trataría de diversificar el esfuerzo de los Peones Negros o de cuantos grupos se crearan al efecto para desacreditar con todo tipo de evidencias (pongamos los presupuestos generales del Estado) la irregular actuación de un fulano que se ha mostrado incompetente y dañino hasta desbordar cualquier medida imaginable.
Autor: Policronio
Publicado el 1 de octubre de 2006

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