Qué casualidad que Rodríguez Zapatero se haya interesado por las actividades de la Fundación Sierra Pambley, que durante mucho tiempo fue sede de las tenidas masónicas celebradas por la logia Emilio Menénedez Pallarés número 15, a la que pertenecía su difunto abuelo Juan Rodríguez Lozano, y que funcionó activamente en León hasta la llegada de las tropas de Franco a la ciudad.
Qué casualidad... Si es que al final todo se sabe. Mal que le pese a toda la tumefacta casta masónica o paramasónica, ya lo dijo San Lucas: "nada hay oculto que no quede manifiesto, y nada secreto que no venga a saberse".
Cada noche, desde Radio Intereconomía, a las doce de la noche se emite una de nuestras tertulias políticas favoritas, La Espuela. Su director, Carlos Dávila, y una de sus contertulias fijas, Isabel Durán, han escrito un libro titulado La Gran Revancha, obra que descubre la deformada historia familiar y la figura conscientemente maquillada del abuelo de ZP, el capitán Lozano. El volumen desvela documentos inéditos que demuestran la herencia masónica del abuelo, su incontestable pertenencia a la masonería y la más que probable adscripción masónica del jefe del Ejecutivo. Aunque este tipo de cuestiones carezca de interés para muchos españoles, lo cierto es que explican perfectamente el engrase de la maquinaria de odio izquierdista guerracivilista desempolvada por este mediocre personaje que, a buen seguro, nunca pasaría del grado 3º de la hermandad por méritos gnósticos. Otra cosa es que la masonería encumbre a los más altos grados a los más mediocres gobernantes en premio a su sectarismo.
Y es que, amigos de Batiburrillo, ¿no se advierte una patente impronta masónica en memeces del calado de vincular los objetivos de la "Alianza de Civilizaciones" con la voluntad de paz de los españoles tras el 11-M. ¿Es que todo este discurso aparentemente neutro no lleva detrás una carga letal para la convivencia española y la supervivencia de la nación española? ¿Es que se puede financiar a la asociación de Manjón cinco veces más que a Ayuda a Víctimas del 11-M sin tener una mente mínimamente perversa o diabólica? ¿Es que se puede tener el rostro tan duro de asumir públicamente la agenda de ETA ("ausencia de violencia", "diálogo" y por último un "acuerdo de convivencia") en vez de condenar sin paliativos el terrorismo?
Autor: Smith
Publicado el 13 de noviembre de 2006
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