lunes, 23 de abril de 2018

A propósito de Durán Lleida

Durán i Lleida, eterno aspirante a la cartera de Exteriores al que los jefes de Convergencia, comenzando por Pujol, le fueron chafando la guitarra a lo largo de dos décadas.

Tras anunciarse que se disponen a poner en marcha la versión beta del Tripartito, una de las cuestiones más llamativas en la prensa de hoy es la declaración que hace Durán Lleida, sobre todo cuando le dice a Zapatero: Que no cuenten con nosotros si los socialistas menosprecian aquí los resultados. Veamos, señor Durán, cómo es posible que usted hable de menosprecio y no caiga en la cuenta de que la formación de un gobierno es una simple cuestión aritmética. Es decir, si la suma de diputados catalanes de otros partidos es mayor que la representada por su grupo, al fin y al cabo una coalición, no debería hablar de menosprecio ni amenazar a nadie con represalias, a menos que pretenda que se le vea la patita, como en efecto se le ve.


No será que lo que usted ha pretendido reprocharle al traidorzuelo ZP es que no haya cumplido la parte oculta de ese conciliábulo nocturno, celebrado bajo los efectos del tabaco, el café y la codicia maquinadora de repartirse un poder que debía dejarles a ustedes las manos libres en Cataluña. Sí, creo que por ahí van los tiros de su pataleo. Pero no está nada mal que tal circunstancia se haya dado, así aprenderán los nacionalistas, al menos una parte de ustedes, que quien a hierro mata a hierro muere. Y los que van de moderados, pero que realidad son los que crearon las singularidades ficticias de una región tan española como la catalana, ya iba siendo hora de que probasen su propia medicina. 

No estoy especialmente feliz, déjeme decírselo, de que Cataluña, y con ella toda España, deba soportar una nueva edición de ese gobierno radical, ineficiente, manirroto y sectario a machamartillo conocido por Tripartito, cuanto más si consideramos que ahora desaparece el fantasioso y omnipotente Maragall -nen de clase bona-, que pasará a ser sustituido por un individuo de no más valor político que un mueble de jardín. Pero si fuese cierto, siquiera sea en una mínima parte, que cada pueblo tiene el gobierno que se merece, pues ale, dos tazas de caldo para los catalanes. Se las habrán ganado a pulso.

Eso sí, lo bueno de este asunto es que el Tripartito será el espejo en el que se miren los votantes de toda España cuando deban decidir qué hacer con su voto en el 2008. Y si no hay un cambio muy radical, para bien, veremos un espejo muy empañado, casi mugriento, en las actuaciones del gobierno catalán y en lo mucho que sin duda les consentirá Zapatero en este tiempo que falta. Lo que nos dará una idea bastante exacta de lo que no debe votarse. De modo que, señor Durán, consuélese pensando que en mayo de 2008, a lo más tardar, aún puede ser usted el próximo ministro de Exteriores si gana Rajoy. Así, pues, por la cuenta que le tiene, no deje de trabajar esa candidatura y dígale cuanto antes a su socio Mas que deje de hacer el canelo y se pase esta misma semana por la notaría a desdecirse respecto a su intención de no pactar con los populares. Porque se puede ser tan soberbio y torpe como el fulano Mas, pero no es obligatorio mantener la estupidez indefinidamente.

Autor: Policronio
Publicado el 6 de noviembre de 2006

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