jueves, 8 de marzo de 2018

Ibarretxe, declaraciones dignas de banquillo

"Esto es imparable", decía Ibarreche en 2006. Bien, pues de Ibarreche nunca más se supo y el resto sigue igual. Igual de mal en cuanto a falta de democracia, por supuesto.

Afirmar algo así: “Ibarretxe reivindica los derechos históricos como ‘la única constitución' de los vascos”, además de una majadería propia de un nacionalista radical y por lo tanto antidemócrata, es una declaración que podría ser considerada perfectamente como apología a la sedición y constitutiva de ser juzgada como delito de lesa patria. No es algo que afirme un Pepito Pérez cualquiera, o un Patxi Pérez, o López, sino que tal manifestación la hace quien ostenta el cargo de presidente del Gobierno vasco, llegado a ese puesto en función de una Constitución vigente a la que debería ser el primero en respetar, no en despreciar, y gracias a un Estatuto de autonomía que a su vez se ampara en la Carta Magna española.

El gobierno de ZP no hará nada de cara a pararle los pies a estos fanáticos sediciosos, no le interesa hacerlo porque los necesita para malvivir en la inmoralidad, pero que quede claro que algunos ciudadanos vamos tomando nota de la gentuza que algún día deberá ocupar el banquillo y responder de sus actos. Uno de los que puede ocupar ese banquillo de la felonía, al menos en su modalidad de “Papel” —como la cárcel de La Codorniz— es sin duda alguna Juan José Ibarretxe, a quien de entrada hay que decirle que la Historia le tiene reservado el mismo rol que al conde Julián: Vendepatrias. ¿Qué narices es eso de nada de Constitución? ¿Qué historia desternillante es esa de apelar en exclusiva a unos derechos históricos? ¿Quién decide esos derechos? ¿Cómo y cuándo se han otorgado, y por quién? ¡Basta ya de impunidad para los miserables! ¡Al banquillo con ellos tan pronto se restablezca la democracia en España!

Publicado el 17 de abril de 2006

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