Hermes Trismegisto, el tres veces grande, por su triple condición de Dios (griego y romano), sacerdote y rey, es una figura legendaria cuyos orígenes se pierden en la noche de los tiempos, incluyendo en esa pérdida su verdadera encarnación humana, si es que la tuvo alguna vez. Considerado el sabio y maestro más grande de la antigüedad, sus escritos y mensajes le han configurado a través de la Historia como el padre y fundador de la doctrina filosófica denominada hermética en honor a su nombre, a través de la que legó los fundamentos y principios en los que se basa el universo conocido y desconocido.
El hermetismo tuvo una enorme expansión e influencia, afectando a casi todas las corrientes religiosas y filosóficas, países y lenguas cultas en mayor o menor grado, incluidos el cristianismo, distintas ramas masónicas, islamismo, ocultismo y muchas otras corrientes de pensamiento espiritual, místico o psicológico. No obstante, sus conocimientos y enseñanzas se hallan libres de discriminación hacia cualquier ideología concreta, constituyendo una fuente de auténtico conocimiento objetivo basada en el estudio y la investigación de lo que, siendo obvio mediante la observación, permanece oculto para un hombre invidente por propia decisión.
Aún en la actualidad pueden observarse mistificadores e interpretadores por doquier de sus enseñanzas, que apropiándose de sus fundamentos intentan transformar su mensaje original en nuevas sectas, pretendiendo extender sus elucubraciones y justificando sus sesgadas teorías eclecticistas, en las antípodas de los principios originales del aquél símbolo mercurial de la razón y el intelecto. Entre sus libros principales se encuentra el Kybalión, en el que en este, sospecho, largo artículo, me apoyo para intentar analizar el mensaje filosófico del maestro Rodríguez ZP, dado el hermético comportamiento (por oculto, inexplicable e inextricable) que caracteriza su proceder y retórico lenguaje.
El Kybalión establece los siete principios que deben ayudar al hombre a conocer y comprender la bases en que se apoya el universo donde existimos. Vamos a verlos.
I. El Principio del Mentalismo: "El TODO es Mente; el universo es mental".
La Creación es una imagen sostenida en la mente de un único e inmenso dios, incognoscible en su esencia para los que no disponen de una experiencia espiritual verdadera, basada en la comprensión de nuestra propia generación a imagen y semejanza suya. De nuestra mente (intelecto) y su correcto desarrollo, depende nuestra percepción de la verdadera naturaleza del material del que estamos hechos. ¿Acaso nuestra propia visión del universo no corresponde a la imagen mental que de él tenemos? La posibilidad de capturar este principio depende del esfuerzo real que hagamos por ejercitar nuestra mente a través de lo que comúnmente denominamos pensar. Sin embargo, debemos evitar llegar fácilmente a conclusiones, pues eso, como ya sabemos, ocurre justo cuando nos cansamos de pensar. ZP es aficionado a concluir y establecer dogmas inamovibles debido a su extrema pereza mental. Prueba no superada.
II. El Principio de Correspondencia: "Como arriba es abajo; como abajo es arriba".
Este principio nada tiene que ver coun carteo epistolar como parece deducirse de su enunciado. Lo que intenta revelar es que quien puede observar y analizar la estructura del átomo, puede comprender que los mismos elementos están representados en la escala del sistema solar o, ascendiendo de nivel, en la mecánica celeste que gobierna las galaxias. Pero no sólo es su representación física y material lo que tiene correspondencia en cualquier nivel que se quiera considerar, si no también en el espíritu intangible que las anima y que se halla replicado por doquier a nuestro alrededor. Incluido el propio hombre. Comprendo que es más fácil aceptar la interpretación habitual de ZP, sus amontillados ministros y nacionalistas socios, para los que el término correspondencia sólo implica yo te rasco la espalda, si tú me rascas la mía.
III. El Principio de Vibración: "Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra".
Sujeto a estudio permanente de un tiempo a esta parte por la comunidad científica, este principio tal vez pueda llegar a ser probado por el método de los que tienen la ciencia como única religión. Es posible, aunque es poco probable a corto plazo, que puedan llegar a enunciar el secreto del universo en forma de ecuación matemática única basada en la moderna y elegante Teoría de cuerdas que manejan. Tal vez el único problema para ello consista, como siempre, en considerar tal posibilidad como la ley única que gobierna el invento. De hecho, ya están embarcados en la comprensión de las supercuerdas antes siquiera de comprender la de las cuerdas más simples. Es un asunto este de múltiples dimensiones, además del espacio y tiempo, como no podía ser de otra manera. Descendiendo de nuevo a lo mundano, es fácil ver lo sencillo que resulta hacer vibrar las fibras íntimas de los individuos, aprovechando sus coros y danzas étnicas favoritas con el fin de erigirse en director espiritual de la cobla sardanista colectiva que les hace percibir su especial pertenencia tribal, y donde otras sinfonías y armonías alternativas no deben tolerarse en beneficio de una mejor audición de la melodía favorita ejecutada por su flautista de Hamelin particular. Por cierto, que para estos oyentes y el propio ZP, la teoría de las cuerdas no tiene secretos, acostumbrados como están a maniatar con ellas todo lo que se les ponga por delante.
IV. El Principio de Polaridad: "Todo es doble; todo tiene dos polos; todo su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas pueden reconciliarse".
Hasta el más lerdo de nosotros será capaz de aceptar este principio sin dudarlo. No sólo podemos verlo materializado en unas simples pilas Duracell, si no en el actual discurso zapateril, cuya interpretación práctica se refleja en el relativismo absoluto de cuanta cuestión moral o material pueda planteársele. Su mantra privado favorito es como el título de aquella cancioncilla de Pau Donés que llevaba por título Depende. No hay verdad absoluta (salvo la suya), luego todo puede conciliarse. Eléctricamente hablando, debería tener mucho cuidado en juntar polos de signo contrario, ya que el cortocircuito está garantizado. El bien y el mal son opuestos donde quiera que estos se hallen, y de eso precisamente va el experimento que tiene trazado como aprendiz de electricista internacional. Un problema añadido es precisamente la oscilación entre polos, que practica presentándose como el Heraldo del Bien, mientras promociona y apoya dictaduras malévolas. Menos mal que sus monaguillos están prestos a la justificación y encuentran rápidamente la solución a todas las paradojas, como por ejemplo citar a un dictador de derechas.
V. El Principio del Ritmo: "Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso; todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación".
Acortaré mis disquisiciones siguientes en beneficio del lector de Batiburrillo, en parte porque los principios que restan son autoexplicativos y porque a estas alturas tal vez ya ha cogido la onda (espero que de la COPE). Para ello me aprovecharé de un magnifico análisis de este quinto principio hermético, que así concluye: No hay quinto malo como se sabe, y tampoco hay mal que cien años dure por mucho que algunos pretendan eliminar esa alternancia rítmica en el futuro.
VI. El Principio de Causa y Efecto: "Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la Ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a una ley no conocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley"</em>.
Me lo pone a huevo, Hermes. Sin duda uno de sus más evidentes fundamentos, absolutamente necesario para entender que las nuevas situaciones siempre ocurren debido a sucesos anteriores. Aplíquese con precaución este principio sin caer en juicios o prejuicios de valor. La posología requerida para la aplicación de este medicamento es la observación objetiva de motivaciones y consecuencias.
VII. El Principio de Generación: "La generación existe por doquier; todo tiene sus principios masculino y femenino; la generación se manifiesta en todos los planos. Quien comprenda esto perfectamente, posee la clave mágica ante la cual todas las puertas del templo se abrirán de par en par".
El último, pero no por ello menos importante. De su negación deriva nuestra posible extinción como especie. Claro que siempre hay alternativas como la clonación.
Como se diría en el Congreso: Acabo, señorías. Hermes huiría despavorido ante las aplicaciones prácticas de su Kybalión halladas por ZP y sus congéneres ideológicos. Ruego disculpen lo longitud de este texto que tal vez hubiera sido mejor titular como ZP, el que iba a León, como nuevo autor y autoridad hermética en el siglo XXI.
Autor: Perry
Publicado el 1 de diciembre de 2005
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