Son las ocho menos diez de la tarde. Acabo de sintonizar la COPE en Murcia. Lo hago flojito, en espera de que comience el programa de César Vidal, a quien suelo oír siempre que puedo los editoriales y la primera media hora de La Linterna. Me ha llamado la atención el fuerte acento catalán que tiene una de las locutoras del programa regional, algo insólito en un medio de difusión donde quizá debería poseerse un español neutro o tolerablemente murciano en este caso. Aún así, nada que alegar en contra.
A mí no suele hacerme daño ningún acento por más catalán cerrado que sea, al contrario, y mucho menos después de oírlo durante 40 años en Barcelona. Cualquiera que hable español, en cualquier lugar de España, puede hacerlo como Dios le dé a entender o buenamente sepa, porque de lo que se trata es de comunicarse. La pregunta es: ¿Sería imaginable algo así, pero a la inversa, en la Radio Nacional de Catalunya o en cualquier emisora privada de esa tierra? Lo dudo mucho, sobre todo porque incluso para seleccionar telefonistas en algún departamento de la Generalidad catalana descartaron a más de uno por su acento castellano y encima dijeron claramente que esa era la causa.
Y luego resulta que ellos son los tolerantes y nosotros los opresores. Por cierto, no me extrañaría nada que la locutora de la COPE en Murcia, que por el tono de voz parece jovencita, sea hija de uno de esos emigrantes que por los años sesenta se marchó expulsado de su tierra (como diría la impresentable De Madre), y ahora, más que harto del ambiente naZi catalán, haya vuelto a establecerse con su familia en Murcia y a vivir de puta madre. Porque aquí, que no lo dude nadie, se vive un ambiente de tolerancia como jamás ningún nacionalista soñó vivir. ¡Catalanes, despertad de vuestro estado catatónico, porque la libertad existe y hay vida más allá de lo que dicen vuestros fanatizados políticos!
Publicado el 28 de noviembre de 2005
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