Hoy le han preguntado al ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, su opinión en calidad de salmantino acerca de la inminente retirada de los documentos y papeles catalanes. El señor ministro ha dicho que estaba en la rueda de prensa como ministro de Trabajo y Asuntos Sociales y no como "salmantino", como si uno pudiera renunciar a su naturaleza personal en función del medio en el que se encuentre... De esta manera tan zafia se ha zafado el señor Caldera de la candente cuestión que tiene bien fastidiada a la gente de Salamanca: a saber, que en el transcurso de este mes de enero se trasladarán los célebres "papeles" del Archivo de la Guerra Civil, según la ley aprobada por el Parlamento el pasado 17 de noviembre y que permite la salida de documentos para ser devueltos a Cataluña.
Esta mañana se han manifestado cuarenta colectivos -entre ellos la Cámara de Comercio e Industria de Salamanca, la Confederación de Organizaciones de Empresarios Salmantinos (Confaes), la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSI-CSIF) y la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja)- que han respaldado la protesta contra la devolución de documentos a Cataluña prevista para este mes. Oscurantista es la actitud del Gobierno del PSOE en todo este asunto. El propio alcalde de Salamanca ha tenido que decir que "Nos estamos enterando gracias a los medios de lo que la ministra hace a espaldas del Patronato del Archivo de la Guerra Civil". ¡Cuánto debe el señor Zapatero a ERC para tener que bajarse los pantalones tan miserablemente!
Pero es que, la cuestión del Archivo, que es más importante de lo que la secta del Odio y el Gobierno guerracivilista quieren hacernos ver (ahí están los jenízaros euskonazis al acecho para continuar la labor descuartizadora), comienza a tomar unos ribetes bastante patéticos. Véase si no la razonable demanda (puestos a pedir...) de los cenetistas, que no quieren saber nada de la GenCat y que lo único que dicen es que si se devuelven documentos, no ha de hacerse de un organismo público a otro, sino que vayan destinados a los particulares. Al margen de que a la CNT le interesa que no se disgregue su patrimonio depositado en el Archivo General de la Guerra Civil de Salamanca, en tanto no se solvente la cuestión del reconocimiento de su titularidad y le sea restituido o bien la CNT preste su consentimiento a cualquier movimiento o uso del mismo.
En fin, ya ven el resultado que da mover ciertos asuntos. Pero, claro, a quien no le importa remover las tumbas de nuestros antepasados, ¡qué narices le va a importar remover unos cuantos papeles!
Autor: Smith
Publicado el 3 de enero de 2006
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