sábado, 6 de enero de 2018

Zapatero es acusado de alta traición

La socialista Cristina Alberdi acusa a ZP de alta traición y del delito de rebeldía

El actual estatuto de Cataluña permite que sea reformado, nada más cierto. Es algo que podría ser considerado normal, aunque haya quien no desee más cesiones a las autonomías, siempre que esas reformas se adaptasen a la Ley. Pero no es ése el proyecto que está ultimándose en el Parlamento catalán, la mayoría de los políticos que allí deciden, todos ellos nacionalistas, intentan “colarnos” un nuevo Estatuto de 145 páginas (la Constitución española tiene 43) y eso supone el primer incumplimiento de la Carta Magna española, puesto que es evidente que no se trata de una simple reforma sino de una auténtica “Constitución” catalana a la medida de sus promotores, que incluso blindará al nuevo Estado de Cataluña que surja de ella.


Se trata, pues, de una constitución disfrazada de estatuto, prueba manifiesta de la deslealtad nacionalista, en la que se pretende declarar nación a Cataluña y aludir ambiguamente (no interesa fijar los detalles) a unos inexistentes y aberrantes derechos históricos que les permitan, como todo nacionalismo procura hacer siempre, ir paso a paso en sus reivindicaciones de competencias, lo que ellos denominan eufemísticamente “más autogobierno”, o, dicho a las claras como hace ERC, en sus pretensiones abiertamente separatistas.

En cualquier caso, si como consecuencia del nuevo Estatuto catalán no se llegara directamente a la fragmentación de España, sólo quedaría un vínculo mínimo entre ambos territorios y mantenido interesadamente por los nacionalistas, además, como hace el Plan Ibarretxe, ya que los “derechos históricos” que CiU y ERC han pactado incluir son la base para lograr una situación fiscal semejante a la del País Vasco, región en la que se produce la enorme paradoja de tener que abonarles cada año unos cuantos millones de euros a pesar de ser una de las zonas más ricas de España. Es decir, los vascos no sólo no aportan nada a la solidaridad interterritorial sino que nos cuestan dinero al resto de los españoles. Y los nacionalistas catalanes, no nos engañemos, quieren lo mismo porque son desleales pero no tontos.

¿Cómo está reaccionando Zapatero a la merienda de negros del Parlamento catalán? Probablemente ni él mismo lo sabe, porque desgraciadamente nos ha tocado un presidente veleta que se mueve según de qué dirección sopla el viento, aunque siempre con el deseo de buscar el norte de su continuidad en la poltrona. Sin embargo, para darnos una idea de las intenciones de ZP (quizá mejor llamarlas “dejaciones”), no sería mal conjetura acudir a la opinión del separatista Puigcercós (el terrorista sin arrepentir), que ayer llego a afirmar que “Zapatero es más comprensivo con los derechos históricos que el PSC”. Es decir, al presidente por accidente le tienen tomada la medida los peores enemigos de España. Lo cree Puigcercós y lo creemos algunos más.

Otra de las personas que piensa lo mismo de Zapatero es la antigua ministra socialista y miembro de la Ejecutiva, Cristina Alberdi, quien ha llegado a acusarle de haber "vulnerado" el juramento de "guardar y hacer guardar" la Constitución, algo que "no está haciendo". El Estatut es una "estafa política", asegura Alberdi, una advertencia que ya hizo en su momento al propio Zapatero, según ella misma ha desvelado. Incluso la señora llegó a decir lo que refleja el titular de El Semanal Digital: “Alberdi acusa a ZP de alta traición y del delito de rebeldía”. El asunto es serio, como vemos. Lo que aún está por ver es de qué modo acabará todo cuando quien debe decidir la política nacional es un incompetente y un cantamañanas que prometió aprobar cualquier cosa que surgiera del Parlamento catalán, sin cambiar una coma. 

Publicado el 30 de julio de 2005

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