viernes, 12 de enero de 2018

Y ahora el pedrisco

Pedrisco en el Altiplano de Murcia

La Región de Murcia está sufriendo este año un desastre tras otro. Primero las nevadas que llegaron hasta la misma costa, sin que haya nadie vivo que sea capaz de recordar algo así. Luego las heladas intensas y prolongadas, desconocidas igualmente en esta tierra y acompañadas de un terremoto importante en el valle del Gualentín, con casi un centenar de casas seriamente afectadas. Más tarde la sequía, cuya consecuencia hasta el momento es la pérdida de miles de árboles frutales, secos e irrecuperables, lo que supone un quebranto de cientos de millones de euros y varios años de espera hasta la siguiente cosecha; eso sí, será de ese modo para los agricultores que hayan decidido replantar, porque una parte significativa de ellos ha preferido dejar las tierras en barbecho.


Y finalmente, según nos cuenta el diario murciano La Verdad, el viernes pasado el granizo arrasó más de 3.000 hectáreas de frutales y viñedos en el Altiplano (zona de Jumilla-Yecla). ¡Tres mil hectáreas, que se dice pronto! La tormenta del viernes ha echado a perder entre el 70 y el 100% de las cosechas en la zona más productiva de Yecla, que se extiende junto a la carretera de Pinoso y el camino de El Ardal.

No tengo ninguna duda: Zapatero es un perfecto gafe para nosotros, los murcianos. Si de su condición de gafe pueden llegar a dudar los que no creen en zarandajas ni misas negras, de lo que no hay incertidumbre posible es de su irresponsabilidad al suprimir el tan necesario trasvase del Ebro, un trasvase cuyo principal beneficiario en Murcia debía ser precisamente el interior de la región-, donde el gobierno socialista no prevé alternativa alguna y donde no es posible, salvo a un precio elevadísimo que los agricultores no podrían sufragar, que llegue el agua de esas desaladoras que la Narbona pretende instalar en la costa y a casi 200 kilómetros del Altiplano.

Cabe afirmar que buena parte de la agricultura murciana, especialmente del interior, podría situarse bajo invernadero de techo rígido, es decir, antigranizo. Ésa hubiese sido la solución ideal a un fenómeno meteorológico adverso que suele darse, a causa de la orografía, con bastante frecuencia en la mitad norte de la Región de Murcia. Lo que ocurre es que para acometer unas instalaciones tan costosas, algunas de las cuales habían comenzado ya a prepararse, era condición imprescindible que la llegada del Ebro no se hubiese paralizado. Zapatero ha dicho nones a un Plan racional y bien diseñado, y además lo ha dicho porque otros le han ordenado que lo diga. Hasta el cielo muestra en estos días su acusación virulenta en forma de pedrisco a una decisión tan arbitraria. 

Que conste que esto no quedará así, la tozudez de los murcianos es proverbial y desmedida, la mayoría somos gente de campo que lleva generaciones pasando miseria y eso curte mucho. No tenemos ni para empezar con un talcualillo semejante al que ahora nos malgobierna, de modo que no será esta legislatura y supongo que tampoco la siguiente, pero que el Ebro acabará regando las huertas de Jumilla, Yecla, Cieza y todo el valle del Ricote, eso lo sabe hasta el más pintado. Ahora que los murcianos hemos aprendido cuál es el camino de vuelta a nuestra tierra y ya no salimos en manada a engordar los bolsillos de otras regiones, nada podrá impedir que Murcia prospere y todos nos beneficiemos de esa prosperidad. Y si con ZP no tenemos ni para empezar, ya no digo nada de los egoístas Maragall y Carod, puros tipos fungibles ambos dos que pasarán a la historia como enemigos públicos de esta tierra.

Una tierra, la murciana, a la que alguna vez le tocará ganar sin que sean otros los que se aprovechen de ella o prefieran tirar el agua al mar a pesar de que nos ofrecimos a pagar la obra por nuestra cuenta, sin que a ellos les costase un duro. Agua por un tubo o energía nuclear para lograr el mismo fin, ¡tú decides ZP! De lo contrario, piénsate hasta tres veces si te conviene venir a pedirnos el voto.

Publicado el 21 de agosto de 2005

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