Pedro González-Trevijano Sánchez |
Decía Wiston Churchill que la democracia es el menos malo de los sistemas políticos. Era la época en la que los fascismos, los autoritarismos nacionalistas, el comunismo de la Comintern y demás plagas antidemocráticas hacían frente al mundo libre. Bien. A nuestro parecer, a la altura del 2005, el Estado liberal es el menos malo de los Estados posibles. Hoy ha escrito Pedro González Trevijano, rector de la Universidad Juan Carlos I, una Tercera en ABC que recomiendo vivamente a nuestros lectores de Batiburrillo y Redliberal. Se titula Pervivencia del Estado en la España constitucional. El autor critica, aunque no únicamente (y con pleno acierto a nuestro juicio), el liberalismo radical, que pretende eliminar completamente el Estado.
Dentro de las distintas ramas del liberalismo, hay quienes defienden la asociación de ideas entre el liberalismo y el anarquismo. Peligrosa asociación a nuestro juicio, dado que hablamos de
- una ideología plenamente democrática, el liberalismo: la democracia moderna está vinculada estrechamente al liberalismo político.
- y otra que no lo es tanto, por no decir nada: el anarquismo. La defensa del individuo es condición necesaria pero no suficiente para la defensa de la Libertad con mayúsculas.
El mayor peligro que vemos a las propuestas de la familia ancap es, sin lugar a dudas, la reducción del liberalismo al antiestatalismo. Toda la doctrina, fundamentada en una sola cosa: la reducción del aparato estatal. ¡Como si la vida social, política y ecónomica no tuviera más vértices! Tal es así que empezaremos a llamarles cariñosamente "antiestatalfetichistas".
Se diga lo que se diga, el liberalismo político demanda un Estado con las siguientes características:
- Estado constitucional.
- Estado de derecho.
- Primacía de la Ley.
- Representatividad democrática.
- Separación de poderes.
- Superación del Estado absolutista-monárquico.
- Superación de la sociedad estamental.
- Garantía de las libertades económicas.
- Salvaguarda de los derechos fundamentales del hombre: su vida y su propiedad, administrando la Justicia y la seguridad.
- Organización administrativa descentralizada.
Hablamos, en definitiva de un Estado mínimo indispensable que canalice aquellos intereses de los ciudadanos que no se puedan hacer extensibles individualmente, como, por ejemplo, la representación diplomática. Hablamos de un Estado fuerte, capaz de hacer cumplir las leyes y de prestar servicios, como administrar justicia, preservar el orden público, defender el territorio o luchar contra el terrorismo. Servicios que le son claramente inherentes.
Ni que decir tiene que el liberalismo es contrario al totalitarismo de cualquier género: comunismo, fascismo, ultranacionalismo, islamismo, populismo.... El liberalismo constitucional está contra todo eso, pero no está contra el Estado y en eso se diferencia del anarquismo, que quiere acabar con él.
Terminamos con las siguientes palabras del artículo de García-Trevijano: "El Estado no es hoy, en consecuencia, sustituible. El reto no es, por ello, su defenestración, sino ser capaces de conformar su perfil, definir sus cometidos y optimizar su eficiencia".
Autor: Smith
Publicado el 4 de agosto de 2005
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