Los dos presidentes de la Segunda República Española, Niceto Alcalá Zamora (1931 - 1936) y Manuel Azaña (1936 - 1939) posan ante el monumento de uno de los héroes de Alhucemas. |
La figura de Manuel Azaña ha despertado diversas valoraciones acerca de sus posicionamientos abiertamente antidemocráticos. Decía Miguel de Unamuno bastantes años de la llegada de la II República: "¡Cuidado con Azaña, que es un escritor sin lectores y es capaz de hacer una revolución para tenerlos!". Por seguir con los intelectuales, y en clara referencia al político alcalaíno, confesaba Pérez de Ayala a Gregorio Marañón en 1939: "Me entró un escalofrío de terror al observar su espantosa degeneración mental... Todo estaba perdido para España con aquella gente".
Varios historiadores, no muchos, la verdad -más bien son francotiradores- han tenido la valentía de analizar los vicios antiliberales de Manuel Azaña. Recojamos algunas opiniones al respecto:
- Ricardo de la Cierva: "Cayó sistemáticamente en la agresión contra sus enemigos personales y, lo que es más grave, contra sus enemigos institucionales".
- Pío Moa: "No era propiamente un demócrata. Llegó a la República jactándose de su sectarismo, descalificando la moderación, dispuesto a exaltar a los 'gruesos batallones populares', es decir, a hacer demagogia obrerista, afirmando que sólo él y sus correligionarios tenían derecho a gobernar la República".
- González Cuevas: "No comprendo que se pueda llamar 'integrador' a un político que quiso, desde el principio, prescindir de un sector cualitativa y cuantitativamente importante de la sociedad, es decir, de las derechas".
- José Antonio Cepeda: "El fracaso de la II República se debe a él; animado por un talante jacobino de cacharrería de ateneo, que terminaría por situar a España al borde del suicidio colectivo. Azaña fue el que radicalizó el enfrentamiento de las dos Españas. Su desprecio a los demás le llevó a suponer que no existían compatriotas que pensaban y sentían de una manera distinta a él, y por tanto, con pleno derecho a participar en la política".
- Torcuato Luca de Tena: "Azaña fue uno de los más nefastos políticos que ha tenido España; uno de los más torpes. Por sus obras los conoceréis, dice la Biblia. Y ahí está su obra: hundió a su Gobierno, hundió a la República y hundió a España. La apología de este señor, en nuestros días, me parece simplemente un desvarío".
Dejémoslo aquí. No queremos aburrir a nuestros sufridos lectores. Sí que nos llaman la atención ciertos parecidos existentes entre este Presidente de la República y otro que ustedes ya sabrán quién es.
Autor-Compilador: Smith
Publicado el 26 de octubre de 2005
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