Nos enteramos vía Reflexiones liberales (enlace desaparecido) de la impresentable contestación que ha dado Josep Borrell, a la sazón Presidente del Parlamento Europeo, a una pregunta de un periodista del semanario católico ALBA durante un desayuno de trabajo del Foro Nueva Sociedad.
ALBA le preguntó a Borrell sobre el papel que el Papa Benedicto XVI puede jugar en Europa. El presidente del Parlamento Europeo respondió con el siguiente insulto: "No entiendo mucho sobre la tercera edad". Luego se "autocorrigió" afirmando: "no hablo del Papa". Estaba claro que antes no lo había hecho. Tan sólo era una "reflexión" en voz alta... En cualquier caso, le recomendamos vivamente al Presidente del Parlamento Europeo que vaya informándose un poco del tema -Tercera Edad-, porque la Segunda la lleva ya bien cumplidita (nació el 24 de abril de 1947 en Pobla de Segur - Lérida). Por lo menos suponemos que ni Pablo Iglesias (nació el 18 de octubre de 1850 en El Ferrol y murió en Madrid el 9 de diciembre de 1925) ni Largo Caballero (nació el 15 de octubre de 1869 en Chamberí - Madrid y murió en París en 1946) tampoco inspirarán especialmente a Borrell, de lo cual nos congratulamos.
Tras el desliz, Borrell hizo apología de su laicismo militante para afirmar que en su opinión, el Papa no debería de jugar ningún papel en una Europa "laica". Nueva metedura de pata: ¿no había dicho que no hablaba del Papa, en este caso de Benedicto XVI?
Sabido es que el Parlamento Europeo es la institución política mundial en la que la masonería clerófoba tiene más adeptos por escaño al cuadrado. Entiéndase bien, cuando se creó el Parlamento Europeo, 70 masones formaban parte de esta institución y existe una logia destinada exclusivamente para los parlamentarios europeos. Ahora bien, de ahí a que su Presidente se permita la licencia de despreciar a Benedicto XVI aduciendo motivos tan profundos como el hecho de que Ratzinger nació el 16 de abril de 1927 hay un trecho.
No sabemos exactamente lo que está pasando últimamente, pero determinada clase política catalana, de corte radical, afrancesado y antiliberal se está pasando de rosca. Recuerden sin ir más lejos a los paisanos de Borrell, -Carod y Maragall- mofándose de la corona de espinas de Jesucristo. Toda una lección de talante y respeto hacia los 2.000 millones de cristianos que existen en el mundo.
Autor: Smith
Publicado el 26 de septiembre de 2005
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