Se impone hablar hoy sobre la sesión parlamentaria de ayer en la que, aunque no lo parezca, se trataba la admisión a tramite del nuevo Estatuto para Cataluña. Digo parecía porque poco, muy poco se habló acerca del asunto a tratar. Estéril sesión en la que prevalecieron las posturas predefinidas de cada grupo y en el que cada uno desarrolló su previsible papel con el denominador común de: "todos contra el PP".
Poder ver a sus señorías en "estado puro" puede convertirse en un acto auténtico del más puro sadomasoquismo, especialmente en las horas de comer. Resulta desalentador escuchar las "formas y fondos" de los "trabajadores de la democracia". Lamentable resulta comprobar la poca capacidad de debate de nuestros parlamentarios limitados a leer sin despegar la vista de sus papeles, algunos incluso nos amenizaron repitiendo selectas sentencias de su magistral lección por si no lo teníamos claro, y las pocas posibilidades que ofrece el actual sistema para el auténtico intercambio de opiniones y sobre todo argumentos. El hecho de limitarse a leer acota sustancialmente los términos del debate, pues no ha lugar a la réplica ya que esta debe de ser escrita previamente.
Si a esta lamentable falta de dinámismo en el debate unimos las "perlas" dialécticas e intelectuales con las que nos deleitan sus señorías/os: "falso de toda falsedad", "inquisición en el siglo XIX", "límites geográficos a la patria"; obtenemos un cóctel de la más selecta y nauseabunda bilis ibérica. Aburrido resulta escuchar a los "próceres de la España plural" perder el tiempo en los consabidos desdoblamientos de género. El lector/a ávido/a de interés al respecto, puede comprobar cuan patética y forzada resulta esta representación de falsa igualdad. Para ello léase por ejemplo el discurso del representante de ERC en el Congreso y observese como va alterando el orden de las palabras al referirse al resto del hemiciclo: señoras, señores; señores, señoras: e incluso únicamente señores diputados.
Poco o nada se habló de la propuesta de Estatuto. El PSOE y el resto de representación parlamentaria afín -la ya auto rebautizada España roja- se limitó a atacar al PP con los consabidos argumentos de siempre: Guerra Civil, 11-M, Aznar, guerra de Irak, válidos para cualquier tema a tratar independientemente de su contenido unidos eso si, al habitual reparto de "carnets de demócrata" y ahora con la novedad del "carnet de constitucionalista" por parte de la izquierda federal-ibérica que no española.
Es curioso que los mismos que hace escasos 10 años abandonaron, pero solo en teoría, las líneas del discurso marxista se dediquen a repartir en la actualidad certificados de demócrata. Aquellos que deliberadamente pasan por alto que la Guerra Civil terminó hace más de 60 años son los mismos que pasan por alto que el muro de Berlín cayó hace poco más de 10 años, hoy siguen jactándose con arrogancia de su condición de "rojos" y a la vez van dando lecciones de democracia y pluralidad al resto. Especialmente hiriente resulta para las nuevas generaciones nacidas en democracia y especialmente para aquellos que no comulgamos con la fe de la dictadura proletaria y realmente creemos en una España liberal, que no libertaria o liberticida.
Podría extenderme largo y tendido sobre lo ayer acontecido en la camára baja pero en cambio simplemente me gustaría expresar a modo de conclusión los siguientes puntos:
1. Si el objetivo de los partidos ponentes del Estatuto es la independencia, lícito y debatible, de Cataluña, que lo es, ¿por qué no presentan una propuesta de independencia seria y no una política de actos consumados con el Estatuto?, ¿por qué siguen empeñados en hablar de una España (pero sin utilizar la palabra España, eso si) plural y de una Cataluña solidaria en el conjunto del Estado cuando su objetivo único y final es la independencia del Estado?
2. Si aducen que el pueblo catalán, o el que sea, tiene derecho a decidir su independencia, ¿por qué no reconocen al pueblo español su derecho a decidir si en el supuesto caso de independencia decide aceptar al estado catalán como estado asociado? No, ellos quieren decidir su independencia y su asociación a España a la vez.
3. Si tan comprometido se muestra el PSOE con la pluralidad nacional y el derecho a la diferenciación autonómica, ¿por qué no pide/concede para el resto de autonomías los mismos privilegios y competencias que reclama Cataluña?
Señor Zapatero, la soberanía NACIONAL no reside en el pueblo como usted dijo ayer, reside en el pueblo español, es decir en la nación española.
Autor: John Sherman
Publicado el 3 de noviembre de 2005
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios moderados.