domingo, 28 de enero de 2018

En defensa del liberalismo

El "paraíso" cubano, que dura ya más de medio siglo y persevera en la búsqueda de la miseria final, vendría a ser el régimen político totalmente opuesto al liberalismo.

A pesar de la clara victoria del liberalismo político y económico en el siglo XX, todavía hay mucha libertad que conquistar. Dos guerras mundiales, contra el autocratismo y los fascismos; una guerra fría contra el marxismo soviético; una guerra contra el terror yihadista, etc., no están siendo suficientes. Las fuerzas antiliberales no han sido, ni mucho menos, derrotadas de manera definitiva. La batalla por las libertades continúa. Y nadie se engañe, porque esta guerra durará hasta el final de los tiempos.


Varios son los actuales focos antiliberales de principios del siglo XXI. Entre ellos, destaquemos estos cuatro:

1) Las dictaduras marxista-leninistas asiáticas: China, Corea del Norte y Vietnam.

2) Los regímenes socialistas latinoamericanos: Cuba (error 404) y Venezuela. Amén de sus terminales marxistas por el resto del continente.

3) El eurosocialismo: en franca decadencia desde el punto de vista del Poder, aunque en permanente rearme ideológico (error 404).

4) El islamismo. El que usa las armas y el que no.

Un colaborador del Correo del Caroní, Rafael Marrón, ha escrito un excelente artículo en el que, bajo el título de "¿Socialismo democrático o liberalismo Siglo XXI?", expone con rotundidad las abismales diferencias que han existido entre las variadas formas de socialismo y liberalismo. Para ser positivos, quedémosnos con las virtudes que de éste segundo recoge el articulista:

- "el trabajo, el estudio y la responsabilidad del individuo son los medios de procurarse superación personal y familiar.
- cada uno debe surgir de acuerdo a sus capacidades.
- que empleo significa salario justo, estabilidad laboral y movilidad social.
- convivencia dentro de un Estado de Derecho regido por una Constitución que salvaguarde los derechos inalienables de la persona.
- un mercado abierto a la competencia y sin controles de precios es la forma más eficaz de realizar las transacciones económicas.
- supremacía de la sociedad civil formada por ciudadanos, no por súbditos ni esclavos, que voluntaria y libremente segrega cierto tipo de Estado para su disfrute y beneficio y no al revés.
- democracia representativa como método para la toma de decisiones colectivas.
- el gobierno, mientras menos mejor, siempre compuesto por servidores públicos totalmente obedientes a las leyes, debe estar sujeto a la inspección constante de los ciudadanos.
- igualdad de oportunidades para todos y sin limitaciones.
- cada quien tiene derecho a acceder al bienestar y a participar en el ejercicio de la autoridad según sus capacidades.
- al hombre hay que enseñarlo a pescar en lugar de darle el pescado, pero con la firme convicción de que hay que darle el pescado a aquel que no está posibilitado para aprender a pescar.
- la eficiencia económica oficial debe estar signada por el bienestar general, ya que el reverso de la pobreza no es la riqueza sino la eficiencia de los servicios públicos, y no es posible llamar exitoso a ningún sistema económico que derive en sectores excluidos.
- en lugar de compartir tus propiedades con ellos por lastima, los vagos, viciosos, flojos y sinvergüenzas se merecen las consecuencias de sus acciones.
- el desarrollo del individuo es lo que produce el progreso de la sociedad.
- defensa de la propiedad privada.
- libertad es un derecho inserto en una ley natural sobre lo que es adecuado para la humanidad, en conformidad con la naturaleza del hombre y que debe ejercerse con responsabilidad para beneficio colectivo.
- derecho a actuar libremente, según los dictados de tu conciencia.
- el único papel legítimo de la violencia es la defensa de la persona y su propiedad contra la agresión, que cualquier uso de la violencia que vaya más allá de esta legítima defensa resulta agresiva en sí misma, injusta y criminal.
- salario en dinero, no en especie como te lo propone Chávez, como fuente de bienestar para tu familia.
- contratación colectiva, en sindicatos independientes y en la seguridad social. (Esto no gustará a nuestros primos, los ancaps).
- derecho a beneficios contractuales y a prestaciones sociales. (idem.)
- derecho a invertir o gastar tus ingresos salariales en que, cuando, donde y como te de la gana.
- derecho a protestar, con manifestaciones de calle, huelgas o cacerolazos contra un gobierno indiferente, ineficiente y corrupto".
"Para indignarse con la injusticia, ser rebelde social y luchar por los excluidos, no hay que ser “socialista”, sino justo".

PD. Téngase en cuenta que este artículo está escrito por un liberal sudamericano, que se conforma con bien poco y con tener lo que Chávez o Castro les arrebata a diario: Li-ber-tad.

Autor-compilador: Smith
Publicado el 25 de octubre de  2005

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