Tengo la impresión de que Zapatero tiene tal susto en el cuerpo ante la posibilidad de que España sea una balsa de aceite en lo político, lo que equivaldría a que las primeras páginas de la prensa hablasen a diario sobre las investigaciones periodísticas del 11-M -o sea, de lo criminal-, que se ha decidido el uso de sucesivas cortinas de humo, mejor dicho, de verdaderas erupciones de escoria y ceniza volcánica, destinadas al ocultamiento de esa inconveniente realidad que tanto le atemoriza. ZP, ¡queremos saber!
Que en los días iniciales de gobierno se llevaron a las primeras páginas unas decisiones contradictorias y manifiestamente cobardes sobre la espantada de Iraq, es algo que sólo ZP es capaz de valorar en su justo término. Una valoración que sin duda fue más positiva y apreciable según logró difuminar en buena medida los aún cercanos ecos del infernal 11-M. ZP, ¡queremos saber!
Que el debate sobre la paralización del PHN armó un gran revuelo en media España y adormeció de aburrimiento, durante semanas, a quienes el tema del agua les resbalaba, es algo que se sabía en la Mocloa, donde probablemente se celebró con fruición la aparición de cada una de las portadas que trataron el asunto. Las páginas y páginas dedicadas al agua, es decir, a la falta de agua, o por mejor decir, a la marginación alevosa de la falta de agua para algunos, jamás desempeñaron tan excelente papel a la hora del enjuague del 11-M, que no de su aclaración. ZP, ¡queremos saber!
Que el escándalo de la paralización de la LOCE, con la condena al analfabetismo a una nueva generación de españoles, ocupó con lágrimas de alegría en los ojos la siguiente etapa en el acaparamiento de los medios destinados al consumidor de noticias -en claro detrimento de una investigación sobre el 11-M que debió ser prioritaria y quedó en imaginaria-, es algo que no debe de extrañarnos. El secuestro de la cultura destina a la parte más moldeable de un pueblo nunca supuso una perversión más agradable de digerir para quienes se tomaron la apertura de los noticieros como quien se deleita con el mejor licor de avellanas y txacolí. Hubo quien cambió su mente temblorosa por la sonrisa abierta, incluso a solas, e hizo el gesto de brindar ante la pantalla. ZP, ¿queremos saber!
Que el tratamiento dado a la liberación gay, matrimoni@ incluid@, al suponer más fotos que texto inundando las portadas de los medios audiovisuales, sentó de maravillas a quienes con temor hojean la prensa a diario en espera de no encontrarse nunca su propia foto con el siguiente pie de texto: Este hombre dio la orden para la matanza del 11-M. ZP, ¡queremos saber!
Que el aquelarre cultural del expolio del Archivo de Salamanca, aderezado de manifestaciones pedestres a cargo de secesionistas compulsivos, se asemejó al galope de una manada de corceles sin freno -o una piara de cerdos, según se mire- por la planicie reseca de unos diarios bien dispuestos a reflejar la polvareda ocasionada, admitámoslo, representó más de un suspiro de alivio al comprobarse en la Secta que la principal noticia, al menos para ellos, había pasado a la página 31 y apenas se le reservó un tercio de la columna. ZP, ¡queremos saber!
Que la entrega de la dignidad nacional a la ETA, a costa muy especialmente de las víctimas del terrorismo, y la vaselina dispensada en su día a Ibarretxe, marcaron y marcarán durante largas semanas las portadas y páginas interiores de esta legislatura Wi-Fi -en la que no hay ninguna conexión con la realidad de España-, es algo más que evidente incluso a través de esa ventisca de inmoralidad que el Gobierno nos difunde por sus numerosas frecuencias. ZP, ¡queremos saber!
Que el Estatut es una verdadera escoria -volcánica y de la otra-, todos lo sabemos a pies juntillas, salvo los catatónicos progres o nazis, pero anda que no dará juego en la prensa a lo largo del siguiente año y pico para restarle protagonismo al atroz genocidio del 11-M. Se dice que ZP le pidió a Maragall un Estatut bien largo para que le durase toda la legislatura Wi-Fi. Añadió que cada artículo de sus 111 páginas debía ser más escandaloso que el anterior. Maragall ha cumplido el encargo, la desmesurada extensión del Estatut igualmente le convenía a él: En Cataluña no es menos, ni menos grave, lo que hay que tapar, si exceptuamos a los 192 asesinados por órdenes de no se sabe quién. ZP, ¡queremos saber!
Publicado el 5 de octubre de 2005
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