lunes, 22 de enero de 2018

Dos falsedades sobre la II República

El historiador estadounidense Edward Malefakis.

Edward Malefakis es uno de los historiadores extranjeros que mejor han escrito sobre la II República. Su libro Reforma agraria y revolución campesina en la España del siglo XX, que tenemos ahora mismo sobre la mesilla del dormitorio y que curiosamente nos lo firmó Jordi Sevilla el año pasado en La Coruña, es una verdadera joya histórica. Ahora bien, que Malefakis sea un gran historiador no quiere decir que no cometa errores importantes en materias que no controla tanto como en las que reina y gobierna.


Dos graves "errores" dice Pío Moa, ha cometido Malefakis en sus análisis sobre el final de la decadente II República que terminó llevándose las ilusiones de tanta y tanta gente:

1. El proceso revolucionario (admite su existencia) no podía imponerse mediante un alzamiento: A lo que respondemos:

1. Ya hubo un alzamiento en 1934.
2. Desde entonces la izquierda se preparó para un segundo asalto.
3. El Frente Popular fue arrastrado por el proceso revolucionario.
4. Las milicias marxistas colaboraron, desde febrero de 1936, con las fuerzas de orden público para tal alzamiento.
5. Las propias elecciones de 1936 fueron el primer paso del alzamiento revolucionario. Todo estaba amañado y bien amañado.
6. El asesinato de Calvo Sotelo confirma la existencia de un alzamiento antiderechista.
7. Zonas enteras de España vivían ya bajo el gobierno de la anarquía.

2. Los gobiernos republicanos burgueses tenían voluntad de oponerse a sus aliados revolucionarios. A lo que respondemos:

1. El Frente Popular indica exactamente lo contrario.
2. El Gobierno "burgués" liberó a todos los revolucionarios de 1934.
3. El Frente Popular siguió la consigna de los revolucionarios y encarceló a los militares que habían vencido en 1934 a la Revolución.
4. Los mítines y las manifestaciones conjuntas del PSOE, PCE, ERC, IR, UR, etc. seguían produciéndose sin ningún tipo de problema.
5. El asesinato de Calvo Sotelo fue preparado conjuntamente por republicanos de corte jacobino y francmasónico afectos a la Guardia de Asalto y por revolucionarios socialistas.
6. Casares Quiroga, Presidente del Gobierno, avalaba personalmente la infiltración de las milicias marxistas en la Guardia de Asalto (véase el caso de la 2ª vuelta en las "elecciones" de Cuenca)
7. Izquierda burguesa e izquierda marxista seguían confluyendo en el antiderechismo, el anticapitalismo, el anticatolicismo, el antipatriotismo, el antimilitarismo...

En fin, no vamos a seguir aburriendo al lector con más datos. Podríamos dar muchos más, pero con estos siete más siete, de momento, es suficiente. Malefakis es uno de los grandes pero no está exento de errores. Sus aciertos son muy importantes y de ellos nos acordamos también, pero la evolución del proceso revolucionario fue la que fue. El cierre de periódicos derechistas, por ejemplo, en 1936 era igualmente deseado por Azaña-Casares que por Largo-Prieto. Y como eso, todo lo demás. Todos trabajaban en la misma dirección y en contra de los mismos. La revolución era pública y notoria. Se diga lo que se diga.

Autor: Smith
Publicado el 4 de octubre de 2005

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