Polémica en Batiburrillo |
Reconozco mi gran error: Escribir un artículo haciendo referencia a otro de Jose Cohen, lo cual despertó las “iras” de mi compañero Smith, a quien, al parecer, le une amistad personal con el personaje criticado, difamado o vilipendiado, según se entienda. Lamento la que se ha liado por mi mala cabeza. Hay que reconocer que “Desde Sefarad” tiene su público, a mi juicio poco compatible con el de Batiburrillo. Allí se tocan cuestiones acerca del judaísmo, al que como es lógico se le defiende y hacen muy requetebién, pero los defensores, como nos pasa a todos, no siempre utilizan el método más acertado. Aquí, nosotros le damos prioridad a la defensa de España y a la libertad individual. Cuando ambos sentimientos resultan contrariados a causa de un planteamiento relativamente indemostrable, si Ricardo de la Cierva es o no antisionista o judeófobo, lo lógico es que salten chispas entre unos y otros defensores. Porque De la Cierva es, a mi juicio, uno de los pocos autores que ha pretendido que no olvidemos nuestra Historia, o al menos esa parte que no todos los amantes de la “memoria histórica” desean conservar.
Bien, las chispas han saltado, pero antes de que la sangre llegue al río y comprobemos de nuevo que Red Liberal aloja bitácoras poco compatibles entre sí, lo cual ni es bueno ni malo pero resulta molesto si se mantiene la tensión y la descalificación permanente, quisiera plantear una serie de preguntas que, a mi juicio, constituyen la clave de todo este asunto:
1. ¿Qué entendemos por sionismo?
2. ¿Es lo mismo judeofobia que antisionismo?
3. ¿Es lícita, o incluso ética, la crítica al sionismo?
4. ¿Puede atacarse con más insinuaciones que pruebas a quien en alguna ocasión se haya mostrado antisionista (¡?) y relacionarle con la condición de judeófobo?
Voy a dar mis propias respuestas y, de antemano, admito mi falta de conocimientos sobre el tema, por lo que serán más bien un reflejo del hombre de la calle, como casi todo lo que escribo en Batiburrillo, ya que mi especialidad profesional queda al margen de posturas políticas muy teorizadas o teorías ideológico-religiosas en exceso porfiadas. Eso sí, procuraré no herir susceptibilidades demasiado sensibles, porque las que se mantienen permanentemente dispuestas a que cualquier cosa que se comente les siente mal, ésas no tienen arreglo.
1. El sionismo tiene dos interpretaciones según a quien le preguntemos: a) La “clásica”, que consistiría en el deseo de ciertos judíos en recobrar o consolidar Palestina como patria, nada más natural a pesar de que varios millones de árabes palestinos opinarían todo lo contrario. Y b) la menos honesta, que tendría el mismo objetivo pero sin miramiento alguno para lograrlo; es decir, a cualquier precio.
2. En absoluto es lo mismo, la judeofobia la practican individuos que odian a otros semejantes por el simple hecho de practicar una determinada creencia religiosa. Si esa religión es, además, merecedora de gran respeto por su larga trayectoria histórica de sufrimiento y amor a Dios, con más motivo para que los judeófobos sean despreciados. El antisionismo es, por el contrario, una postura que critica los objetivos que una serie de personas, aunque sean millones, se han propuesto, sobre todo si el método elegido no siempre convence.
3. Cuando la crítica se realiza hacia lo que se ha definido en el punto 1.b: el método utilizado, ésta será más o menos acertada, más o menos radical, pero desde luego es lícita. Gustará o no gustará, pero tachar a los críticos de determinado sionismo como judeófobos me suena a lo mismo que hacen los nacionalistas catalanes, por ejemplo, cuando se les critica a alguno de ellos y afirman que se está atacando a Cataluña. Las susceptibilidades colectivas, sobre todo cuando se defienden atacando o tergiversando, nunca han sido santo de mi devoción. Espero que se me haya entendido.
4. Se puede, pero no se debe, porque en ese punto se aleja uno de buena parte de las razones que hasta el momento le han asistido.
En lo sucesivo no será fácil que escriba nada más sobre este tema, porque no me compensa ni de lejos según qué tipo de polémicas. De modo que, y tomadlo como una petición respetuosa, que se olviden las intervenciones anteriores (pelillos a la mar) y que recaiga sobre este artículo cuanta justa cólera creáis conveniente, pero eso sí, a poder ser con cierto estilo y sin demasiados insultos, o al menos los justos.
Publicado el 1 de septiembre de 2005
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