miércoles, 31 de enero de 2018

"Cada noche hacemos un Bagdad"

París, 2005. La imagen representa una de las abundantes escenas que se dieron en Francia cuando los musulmanes se dedicaron, entre otros actos, a la quema de vehículos de todo tipo.

Así se ha expresado uno de los encapuchados que protagoniza estos días la ola de incendios que padece París. El ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, se debate entre la obligada represión (mano dura y penas de cárcel) y la prevención de la violencia en el país, acelerando un plan social encaminado a la absorción de la inmigración. La novena noche de altercados se ha saldado con la friolera de 900 vehículos (2.300 desde que empezaron los disturbios) incendiados y varias docenas de escuelas, comercios, hangares industriales, locales municipales, concesionarios de automóviles, aparcamientos, etc. destrozados. (*)


La chulería de estos jóvenes es asombrosa: "Causar disturbios se ha convertido casi en un deporte de moda", comenta uno de ellos. "Cada noche hacemos un Bagdad". El papanatas Jacques Chirac, inmerso en su decadente situación, ni está ni se le espera. Lo mínimo que se podría exigir a la Francia del 2005, a la decadente Francia, sería el inmediato establecimiento del estado de urgencia en las zonas afectadas por el terrorismo callejero, prohibiendo la circulación por determinadas vías, el confinamiento de determinadas personas la autorización de registros domiciliarios, diurnos y nocturnos.

Si ayer hablábamos del rearme moral y constitucional que necesita España, la verdad es que Francia está sumida en la más espantosa de sus decadencias históricas. Sus instituciones están desacreditadas. El populismo de Jean-Marie Le Pen sigue en aumento, a pesar del paso de los años del líder nacionalista. El sentimiento de que el aumento de la población de origen magrebí en Francia está relacionado con fenómenos como la inseguridad y el desempleo late en cualquier conversación con un parisino europeo.

Cuando se acuñó el conocido término War on Terror para definir la guerra que a escala universal se había desatado, hubo quienes dijeron y -por lo visto- no sin cierta razón, que antes o después la Muslim Street explotaría en cualquier parte del planeta. Se pensaba entonces en una especie de intifada a lo largo y ancho de Oriente Medio, pero nadie había reparado en Europa. Y mucho menos en París. Recordemos, por cierto, la arrogante posición que mantuvo Francia en la War on Terror, especialmente en la Operación Libertad Duradera y en la Guerra de Irak.

A ver lo que tardan en salir los sopenas y mariantonios de turno: pobres musulmanes, oprimidos por los poderes occidentales; la kale borroka parisina es culpa de la política neocon de Bush... Ya saben, el antiamericanismo sociata que tiene respuestas para todo. Peor puede ser el parto de la conjura de los necios: encuentro de civilizaciones, alianzas universales, ecumenismos tutelados por el Gran Arquitecto. Majaderos hay para dar y tomar.

El esclerórico Jacques Chirac y el Primer ministro Villepin habían creído que su oposición contra el derribo de Saddam Hussein en 2003 daría una imagen "heróica" de Francia en la comunidad musulmana. Aquella ilusión ahora ha sido rota… Ahora tienen Bagdad en su propia casa.

(*) Actualización: Los disturbios registrados esta madrugada en Francia han sido los más graves de los últimos diez días ya que 1.295 vehículos han sido incendiados y se llevaron a cabo 312 detenciones.

Autor: Smith
Publicado el 6 de noviembre de 2005

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios moderados.