Lo que está ocurriendo con los presos etarras y sus estudios universitarios es una muestra que refleja fielmente hasta dónde ha llegado la falta de democracia en el País Vasco y hasta donde puede extenderse la desidia interesada frente al incumplimiento de la Ley. Diríase que no hay sector de la sociedad en la región vasca, otrora modélica por tantos aspectos, donde no impere la ley de la selva nacionalista y la concesión de privilegios para unos cuantos agraciados. Según nos cuenta hoy el diario La Razón, el caso de José Ángel Viguri, dama de honor en las fiestas de Amurrio, clama al cielo y le remueve las tripas a cualquiera que posea un mínimo de conciencia democrática. Pero no es un caso aislado, ni mucho menos, es uno más de los 43 reclusos de la banda ETA cuyo expediente académico investiga la Fiscalía. Y es uno más, según recuerdo, de las varias oleadas de etarras privilegiados desde hace muchos años por esa sectaria universidad al servicio de...
El caso concreto de hoy, referente al terrorista Viguri, un sujeto condenado a 51 años de cárcel tras declarársele culpable de numerosos delitos, indica que aprobó Periodismo dos años antes que la Selectividad y cuando tenía avanzada la segunda carrera. Está claro que el objetivo de la inmoralidad permitida por la UPV, claramente sicaria a su vez de instancias superiores, era doble: Ayudar al etarra a redimir su condena, para que mediante tal método delictivo abandone lo antes posible la cárcel, y dotarle de una titulación académica ficticia, pero válida, que algún día le permita ganarse la vida con algo más que con la Parabellum.
La universidad del País Vasco, como tantas instituciones amparadas y financiadas por el Régimen secesionista y totalitario del PNV, ha sido cómplice durante años y años de hechos semejantes, cuando no directamente la entidad promotora o ejecutora de órdenes directas de ETA o de los nacionalistas en el poder, que tanto monta. Eso sí, a la par se les hacía la vida imposible o se les amenazaba de muerte a los profesores demócratas residentes en Vasconia, como Gotzone Mora y unos cuantos más que se mostraron reacios a aceptar el fraude de ley. Ahora, tras comprobarse de nuevo las irregularidades entre los etarras y la UPV, su rector, Juan Ignacio Pérez, tiene la caradura de alegar que el asunto no es más que una serpiente de verano. Exacto, rector, tú lo has dicho: Una serpiente de verano que se enrosca en el mástil de un hacha.
Por su parte, Jone Goirizelaia, dirigente de Batasuna, ha manifestado al respecto que: El Gobierno del PSOE demuestra que todavía sigue utilizando una política de castigo y venganza contra los presos políticos vascos y que, aunque no se les reconoce su estatus y condición específica de presos políticos, en la práctica se les trata con esa convicción. Si leemos entre líneas la declaración del malhechor batasuno, frases adverbiales como todavía sigue utilizando, confirman de nuevo unas negociaciones entre el Gobierno y la ETA. Negociaciones que no sé como calificarlas sin que de inmediato aparezca por mi domicilio una pareja de la Guardia Civil y me lleve esposado a presencia de Conde-Pumpido, hijo y nieto de destacados franquistas.
Cada vez que leo noticias parecidas, referidas al País Vasco, Cataluña o Galicia, y esta última comunidad también las ha generado en el tema educativo incluso bajo el gobierno de Fraga, no puedo evitar preguntarme: ¿Es ésta de ahora la España que quiere la mayoría de los españoles? ¿Deseamos una España inmoral, arbitraria, acoquinada y frívola; donde los valores de rectitud, orden y decencia, cuando se exigen, no valen sino para que a uno le llamen facha o franquista? Al parecer sí, de lo contrario no se habría elegido a Zapatero, junto a muchos socialistas residuales del felipismo corrupto y criminoso, ni los partidos nacionalistas contarían con tal fuerza política y capacidad delictiva, al tiempo que impunidad. Por otra parte, no da la impresión de que el presidente Rodríguez pierda peso entre sus seguidores y según se deduce sigue favorito en las encuestas. Luego debo asumir que mi caso no tiene remedio y que soy un anticuado al pretender el cumplimiento de las leyes y el respeto de la Constitución, Ley de leyes de la que comienzo por declarar que ya no me gusta al considerarla la causa de todos estos males.
Ahora bien, visto el sálvese quien pueda de la actual política española, no tengo reparo en afirmar que la España mayoritariamente frivolona y complaciente con el infractor no me interesa en absoluto, prefiero que se rompa en mil pedazos y que comience a unirse a partir de cero, unidad que probablemente y a la larga nadie podrá evitar porque es una pasión que se encuentra reflejada en su Historia y favorece su geografía, una península-isla. Mientras no llega una unidad basada en el sentido común y en la igualdad ante la ley, que desgraciadamente no veré, si al final de este revolutum orgiástico actual cada territorio va a montárselo como le dé la gana, llegado el momento trataré de refugiarme en una comarca donde impere la sensatez. Si es que la encuentro, porque la estupidez y la sinrazón que tolera este gobierno socialista son cualidades de lo más contagiosas. Y me temo, como pasó ya en la etapa cantonal, que habrá pueblos de menos de 10.000 habitantes que se declararán naciones e incluirán en su Constitución y en la letra de su himno el odio eterno y el deseo de guerra hacia la comarca vecina. Eso sí, entretanto nos despezamos los demás estúpidos, comarca a comarca, surgirán triunfantes la gran Euskal Herría y el gran estado mediterráneo de Els Països Catalans, únicos territorios donde determinados gobiernos fuertes, que no estimables, impondrán férreamente la unidad étnico-lingüística.
O pasará lo que se prevé, camino llevamos, o el PSOE deberá intentar echar lo antes posible al placentero e inconsciente ZP, en lugar de blindarlo como algunos proponen. Los socialistas, a mi modesto y anticuado entender, necesitan angustiosamente una refundación y un nuevo líder que acuerde las razones de Estado con el principal partido de la Oposición, ésas que la razón aconseja pactar, y que ambas formaciones luego cumplan el pacto como si la vida les fuese en ello. Como apunta el clásico: La ley molesta a dos personas, al encargado de obedecerla y al encargado de hacerla cumplir. Los dos resisten. Uno, porque la ley le impide hacer su gusto o su negocio; el otro, porque prefiere vivir cómodo. ¿Se referirá acaso al comodón Zapatero?
Publicado el 3 de septiembre de 2005
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