miércoles, 6 de diciembre de 2017

Una vieja idea liberal: regiones sin privilegios


Privilegio: (Del lat. <i>privilegium</i>).  1. m. Exención de una obligación o ventaja exclusiva o especial que goza alguien por concesión de un superior o por determinada circunstancia propia. Real Academia Española ©.

Según informa el diario ABC, 04-01-05, el Presidente de la Comunidad Autónoma de la Rioja –Pedro Sanz- ha denunciado, tras participar en el Comité Ejecutivo Nacional del PP, que el Plan Ibarretxe supone “un ataque a la línea de flotación del sistema democrático y de la Constitución”. En este sentido, Sanz ha instado a zanjar de una vez por todas el límite al que se puede llegar, por mucho que los nacionalistas reclamen; y ha exigido “definir de una vez el marco de las regiones sin privilegios”.

Regiones sin privilegios… ¿Acaso no es ésta una vieja idea liberal? Si la democracia liberal y parlamentaria defiende la idea de la igualdad de derechos políticos con el aserto “un hombre, un voto”, la economía de libre mercado considera al hombre como un homo oeconomicus en el que los privilegios del lugar de origen del sujeto no tienen sentido. Siguiendo esta tesis, los regionalismos económicos no hacen más que distorsionar los mercados (véase el llamado “efecto frontera” del País Vasco), reducir la competitividad y elevar artificialmente la rentabilidad de las empresas. Subvenciones, desgravaciones fiscales, ayudas a la inversión… Estos mecanismos potencian las empresas y los negocios del lugar con la única finalidad de ganar puntos respecto a otras regiones, pero generan disfunciones en los mercados, comenzando por los de las comunidades autónomas adyacentes a las privilegiadas.

Planes separatistas, sueños federal-asimetrizadores, foralismos trasnochados… todo ello ya no tiene sentido en el marco de la UE, se mire como se mire y se pongan como se pongan desde su bucle melancólico. La normativa comunitaria es contraria en el espíritu y en la letra a este tipo de privilegios. Las ayudas implican desigualdades y, naturalmente, el no privilegiado es el gran perjudicado. Si creemos en la libertad económica y en la libre competencia, debemos suscribir indudablemente las palabras de Pedro Sanz: “definir de una vez el marco de las regiones sin privilegios”.

Autor: Smith
Publicado el 4 de enero de 2005

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