Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV), una nueva franquicia etarra |
¿Cómo debería calificarse la actitud del gobierno socialista (no debo escribir español, no se lo merece) al no impugnar la lista electoral del Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV)? Como mínimo de contemplativa. Y digo como mínimo dando por supuesto que no hay un acuerdo bajo mano entre ETA y el propio Gobierno para tolerar la segunda lista negra (a cualquier cosa llaman blanca) respaldada por los incondicionales de la banda criminal. Que ya es el colmo que a estas alturas de los tiempos, desprestigiado el comunismo por mil razones excepto para los sin ética, una banda de asesinos tenga tantos incondicionales para, mediante la extorsión y la amenaza, liberar una región de España con el único objetivo de imponer en ella la dictadura del proletariado.
El filósofo francés Henri Bergson afirmaba que la contemplación es un lujo, mientras que la acción es una necesidad. De ahí que uno tienda a la desconfianza acerca de las razones que impulsan al Fiscal General del Estado, un cargo a las órdenes directas del Ejecutivo, para no ver la necesidad de actuar contra el PCTV y prefiera mantenerse en actitud contemplativa. Otro tanto podríamos decir del ministro de Justicia respecto a su apego al quietismo con la nueva lista de ETA. No es el Gobierno quien debe decidir si concurren razones suficientes para situar al margen de la Ley a los nuevos filoetarras del PCTV, eso es algo que debería decidir el Tribunal Supremo o, en su caso, el Constitucional a instancia de la Fiscalía General del Estado; por eso afirmar, como hace el ministro López Aguilar, que se le exige al Gobierno un ejercicio de irracionalidad, es irrogarse por anticipado un fracaso improbable que, de producirse, en ningún caso le correspondería, ya que son los tribunales, como teórico poder autónomo, los únicos responsables de establecer qué partidos políticos respetan la legislación vigente. Luego probablemente el Gobierno se mantiene en el lujo de la contemplación a causa de razones inconfesables, sean electorales o de otro tipo.
Ayer viernes, Zapatero participó en un mitin del PSE en San Sebastián. Nuestro hombre expuso en ese acto lo que a mi juicio podría ser la clave de todo este asunto: Zapatero se acerca a Ibarretxe y le ofrece un nuevo estatuto con referéndum. Es decir, ZP pretende que el actual Tripartito vasco no revalide su mayoría para que Ibarreche, necesitado del apoyo de López para gobernar, se mantenga al pairo respecto a la amenaza de convocar un referéndum sobre su descabellado plan. Si los batasunos cuentan con unos 200.000 votos que finalmente van a la lista del PCTV, lo que a su vez le restaría alguna fuerza a Ezker Batua y desde luego al PNV, es posible que se haya logrado la cuadratura del círculo socialista: 1. Maniatar a Ibarreche durante dos o tres años. 2. Ofrecerle una poltrona a López, que desde hace tiempo los socialistas vascos tienen mono de poder. 3. Dejar en la calle o bien ofrecerle un carguillo menor a Madrazo, un individuo que probablemente caiga cuando deje de tocar tan abundante presupuesto como ahora. 4 Reeditar en el País Vasco el todos contra el PP, lo que representa de algún modo debilitar a los populares en esa región.
Ahora bien, ¿qué podría ocurrir si los nuevos batasunos-ETA sacan suficientes escaños como para decidir en el Parlamento Vasco? ¿Qué sucedería, por tanto, si Ibarreche se radicaliza aún más y decide aliarse con los filoetarras para sacar adelante su Plan? Muy sencillo, que en ese caso entraría en escena el indolente Fiscal General, convertido de la noche a la mañana en hiperdinámico, y promovería la ilegalización, acaso con abundantes pruebas, de ese PCTV que hoy son poco menos que angelitos. Y no sólo eso, sino que se reactivaría ipso facto el recurso sobre el caso Atucha (y otros cooperadores necesarios) en relación a su desobediencia al Tribunal Supremo.
Naturalmente Ibarreche se lo pensará siete veces, no sólo por el temor a que la Justicia pueda decidir sobre Atucha, antes de aliarse con los cómplices de la banda asesina y echarse al monte de ese referéndum tantas veces anunciado, más que nada porque la mayoría de los industriales vascos, aun cuando se asegura que algunos de ellos subvencionan al nacionalismo, no están por la labor de perder el principal mercado con el que siempre han contado y que unos pocos de nosotros nos empecinamos en llamar España.
Al fondo de tanto apaño político, sea cierta o no la componenda entre el PSOE y la ETA, subyace un único propósito: Que los socialistas ganen tiempo, simplemente ganar un tiempo precioso para que José Luis Rodríguez pueda seguir viviendo en La Moncloa. Decía Elbert Hubbard, periodista norteamericano, que un optimista es un fulano que cree que lo que va a pasar tardará en pasar. Así es nuestro sonriente ZP, un optimista atolondrado que en lugar de poner los medios para neutralizar las exigencias de los separatistas prefiere pactar con ellos al considerar que de ese modo irá postergando su propio ocaso político. Su verdadero talante, más cargado de intrigas y credulidades estrafalarias que de acciones adecuadas para una auténtica política de Estado, no es que represente un lujo para España, como algunos asombrosamente creen, es que significa el lastre con el que toda nación tropieza cuando muchos de sus habitantes han sido deslumbrados por el espejismo o por la manipulación mediática.
Publicado el 9 de abril de 2005
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