viernes, 8 de diciembre de 2017

Las consecuencias de la Bonomagogia


Vaya por delante nuestra condena hacia los conatos de agresión contra José Bono que se produjeron en la manifestación de las víctimas del terrorismo. Las ideas hay que saberlas defender con astucia, valentía y coraje, pero –salvo en casos extremos- jamás mediante la violencia.

Dicho ésto, queremos señalar que era algo bastante previsible que la manifestación de las víctimas del terrorismo se terminara convirtiendo en una manifestación en contra del Gobierno de José Luis Rodríguez Tancredo Poncio Zapatero de Kerensky-Allende. En un asunto tan grave y sensible como el que trataba la manifestación de ayer, es prácticamente, por no decir completamente imposible, engañar a un pueblo como el español.

La sociedad está ya muy harta de poncios pilatos, tancredines, demagogos, cobardes, pusilánimes y demás fauna política vendida a la componenda y el pacto. Cuando de cuestiones de terrorismo se trata, cuando existen mil asesinados por una banda terrorista de corte marxista-leninista y nacionalista, amén de otros asesinados por otros grupos terroristas (GRAPO, Terra Lliure, Islamistas…); cuando existen bastante más víctimas de otro tipo (heridos, extorsionados, familiares de asesinados, secuestrados, etc); cuando la mitad de la población vascongada sufre lo que sólo ellos saben; cuando ha corrido tanta y tanta sangre por las esquinas de nuestros pueblos y ciudades… en fin, con asuntos de este calado, la verdad es que es muy pero que muy difícil engañar a una sociedad tan antigua –que no vieja- como la nuestra.

Sólo el sectarismo de unos y la ceguera de otros puede tapar una realidad que, por otra parte, salta a la vista: el Gobierno de Poncio Zapatero ha jugado a dos barajas en la lucha contra el terrorismo. Porque, cuando la mayoría de las naciones estaban luchando en Irak contra el terrorismo internacional, el Presidente, en un acto demagógico sin precedentes, decidió que su primera medida política fuera la retirada de nuestras tropas de Irak, no fuera a ser que la familia Bardem se cabreara por la tardanza. ¡Como si en el siglo XXI se pudiera hacer la guerra contra el terrorismo cada país por su cuenta! Y cuando el nacionalismo vasco está jugando el mayor órdago de su corta pero intensa –y sangrienta- historia con un funesto plan secesionista, va el PSE (“E” de Euzkadi, que no de España) y lanza un plan intermedio que en Batiburrillo hemos bautizado como el Plan Patxiletxe, y que no es sino una vergonzosa capitulación del socialismo ante el nacionalismo, bien porque en el fondo odian tanto a España como ellos, bien por una simple cuestión de cobardía o electoralismo.

Entonces resulta que, con estos antecedentes -como hemos dicho en más de una ocasión- a la gente sencilla, y no digamos a las víctimas del terrorismo secesionista, le resulta bastante chirriante que el Gobierno tenga a una especie de recadero apagafuegos que ejerce de “falangista” sui géneris en el Alcázar de Toledo, defendiendo a capa y espada la sagrada unidad nacional y –por ende- la lucha antiterrorista, cuando ha sido el ministro responsable de la retirada de las tropas y los agentes del CNI de Irak; al pueblo llano le resulta incomprensible que Bono salga a la palestra para rectificar los desvaríos de Maragalletxe y el viaje a ninguna parte de los federalistas asimétricos, porque se comprueba con meridiana facilidad que son ellos, los federalistas, quienes marcan la brújula de Don Tancredo. Por todo ello, porque el presidente hizo la de Poncio Pilatos en Irak; porque hace lo mismo en Vascongadas y Cataluña, donde deja hacer y deshacer al sector federalista del PRISOE; y porque hace la de Don Tancredo en Madrid, dejándose llevar por las fuerzas centrífugas de su partido, amén de la Esquerra… se comprende, aunque no se justifica que un puñado de manifestantes, ayer le dijera a Bono que no; que no nos venda lo que el PRISOE no es.

La unidad de España y la lucha antiterrorista no se defienden retirando a Redondo y a Rosa Díez de la ejecutiva vascongada ni retirando el apoyo a la política de la primera potencia mundial antiterrorista. La sociedad no quiere arengas patrióticas ni politiquería demagógica; la sociedad quiere hechos. Es demasiada la sangre que ha corrido. Son demasiadas las deshonras que vemos día tras día. Ha sido demasiado el entreguismo a los partidos secesionistas. Es demasiada la carga demagógica que arrastramos…

Autor: Smith
Publicado el 23 de enero de 2005

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