lunes, 4 de diciembre de 2017

Intervencionismo y jacobinismo en el Ministerio de Vivienda


La creación del Ministerio de la Vivienda, tan loable como la de la Alianza de las Civilizaciones tiene un punto teórico más que aceptable: todos a mejorar.

El artículo 47 de la Constitución Española no está exento de un idealismo intervencionista, por ser medianamente suaves, del que salvaríamos la justa y noble intención de que la ciudadanía tiene derecho a un vivienda digna, y del que eliminaríamos la crítica, un tanto demagógica a la "especulación".

Para solucionar (?) el problema (?) de la "vivienda", Rodríguez Tancredo (¿dónde está que no se le oye nada sobre el Plan Ibarretxe y sobre las excentricidades de Maragall?) se sacó de la manga un nuevo Ministerio de Vivienda. Dicho Ministerio está actualmente en manos de Mª Antonia Trujillo Rincón, conocida en diferentes ámbitos como "Truquillos Habitacionales", por aquello de donde dije "digo = viviendas", digo "diego = soluciones habitacionales".

Hace un par de días, la ministra Trujillo, que como figura en su curriculum, no parece una especialista en cuestiones de Economía, que creemos que es lo mínimo que debería exigirse a un Ministr@ de Vivienda, se lanzó al ruedo con unas declaraciones un tanto jacobinas e intervencionistas.

Creemos sinceramente que un Ministr@ ha de intentar por todos los medios que sus leyes gusten a todos. Es su obligación. Y en este caso, el mercado de la Vivienda, como cualquier otro, es bastante susceptible a las intervenciones y regulaciones estatales. Han de tener los gobernantes extremo celo en la regulación del mismo, pues pudiera suceder -por ejemplo- que una pareja de jóvenes que no han tenido la suerte de recibir por parte del Estado o de su Ayuntamiento un piso a mitad de precio y que se ha metido con una hipoteca a 25/30 años, se pudiera encontrar con la desagradable sorpresa de que -después de haber pagado una millonada en intereses- el precio de su vivienda comenzase a bajar gracias a las "habilidades" del nuevo Ministerio. Muchas personas de clase media tienen depositado su único patrimonio en uno o dos pisos; y una regulación demagógica que implicara la introducción de incertidumbres en el mercado de la vivienda podría resultar fatal para muchas personas.

Las declaraciones de la Ministra Trujillo tienen también su punto demagógico y jacobino. Todos los problemas parece que se iniciaron justo hace ocho años, cuando la vivienda subió ya en tiempos del Felipismo. En fin, elevemos nuestras plegarias para que el desaguisado que se prepara en el mercado de la vivienda sea el mínimo posible, y que todos los españoles podamos gozar de una vivienda digna y un patrimonio decente, pero con medidas inteligentes, por favor y no con intervencionismos baratos.

Autor: Smith
Artículo publicado el 21 de diciembre de 2004

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