De un tiempo a esta parte, el Partido Socialista Obrero Español viene incidiendo en una campaña de acoso y derribo contra Esperanza Aguirre. En Batiburrillo hemos salido en anteriores ocasiones a defender a la Presidenta de la Comunidad de Madrid frente a las impresentables campañas que desde Ferraz se han lanzado contra Aguirre, tachándola de ultraderechista (Pepino Blanco dixit), conservadora rancia y no sabemos cuantas cosas más. Campañas a las que el trepa centro-intervencionista Alberto Ruiz-Gallardón tan eficazmente ha colaborado por acción -parabienes para los agresores intelectuales socialistas- y, sobre todo, por omisión. ¿Dónde la gallardía, Gallardón? La grosera manipulación del asunto del Hospital de Leganés y el vacío que Prisardón está haciendo a Aguirre en el tema de las Olimpiadas Madrid 2012, han sido las dos últimas pinceladas del lamentable cuadro que estamos describiendo.
A colación de todos estos asuntos diseñados desde las salas de máquinas de los Rubalcaba´s boys, algunos sectores políticos interesados se han molestado bastante en intentar demostrar que Esperanza Aguirre no es una política de ideas liberales, cuando realmente no sólo representa un modelo a seguir del liberalismo político español, sino que ella es la política liberal en activo más relevante que ha existido en España en mucho tiempo.
Hace ya algún tiempo, cayó a nuestras manos un ejemplar de la Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, núm. 97 (enero-febrero 2005), en cuyas páginas 8 a 23, con el título Conversación con Esperanza Aguirre aparece una interesantísima entrevista realizada por las profesoras universitarias María José Canel y Nazareth Echart. Si algo queda claro a lo largo y ancho de la extensa entrevista a Esperanza Aguirre, es que ésta es un auténtico monstruo político de ideas liberales.
De entrada, Aguirre se defiende con uñas y dientes: "Quienes quieren ponernos etiquetas, prefijos o apellidos, como el de neoliberales, liberales radicales... lo hacen tratando de subrayar que no nos preocupamos de los ciudadanos y, concretamente, que no nos preocupamos de los más desfavorecidos. Pero en realidad ocurre exactamente lo contrario. Yo me considero liberal porque me ocupo de lo social; porque creo que hay que hacer una buena gestión para poder atender bien a los ciudadanos, y mejor a los más desfavorecidos. No seríamos sociales si los servicios nos salieran más caros". Preocuparse por lo social no implica precisamente ser socialista; efectivamente.
Otra perla para los "ilustrados" del mundo de la cultura subvencionada y los cineastas y actores a sueldo: "La idea de cultura que emana de los organismos públicos me repela ya de entrada. Los poderes públicos están por supuesto comprometidos a preservar el patrimonio histórico, a garantizar que la cultura sea accesible al mayor número de ciudadanos y a promover la creatividad en las artes. Todo lo demás, me parece que cae fuera de las funciones de la Administración". Es que, además, con el intervencionismo cultural, el mangoneo está garantizado.
Pero vayamos a las realidades de las que el socialismo zapateril, tan enganchado al submundo republicano y guerracivilista, huye porque no puede censurarlas sin hacer el ridículo más espantoso. Son las realidades que han llevado a Madrid a formar parte del eje de la prosperidad española junto con Madrid, Valencia, Baleares, Murcia, La Rioja y Galicia. De entrada, señalemos que la Comunidad Autónoma de Madrid es el referente más nítido de la gestión del Partido Popular. Esta gestión se fundamenta en el cumplimiento de un programa que Esperanza Aguirre se está comprometiendo a llevar a cabo a cualquier costa.
La política económica que defiende Esperanza Aguire es profundamente liberal. Se fundamenta, al contrario que el submarino de PRISA, en la reducción de impuestos. Madrid es la única comunidad que ha anunciado la reducción de un punto en el IRPF, que se compensa por el incremento en la recaudación del IVA. En este sentido, Esperanza Aguirre declara en la entrevista que Madrid es la manifestación palpable de que la curva de Laffer es cierta (la reducción de impuestos genera confianza, crea más empleo y se recauda más). Madrid está recaudando más porque 720.000 madrileños que hace años estaban en el paro, hoy cotizan (el 30% de sus cotizaciones financian la Comunidad) y no tienen que cobrar del seguro de desempleo. Ahí es nada: ¡toma liberalismo! No es extraño que Madrid sea un contribuyente neto a la economía española.
En el plano institucional, renovación y perfeccionamiento: modificaciones electorales para dividir la comunidad en circunscripciones electorales y que los diputados estén repartidos geográficamente y no pertenezcan por la elaboración de las listas de los partidos a unas zonas en perjuicio de otras. ¡Toma ultraconservadurismo...! Asimismo la ex presidenta del Senado se muestra en contra de convertir el Senado en una cámara territorial pura y dura que habilite a las comunidades autónomas para que puedan vetar lo que aprueba el Congreso. Sería increíble que en pleno siglo XXI que la labor legislativa nacional estuviera condicionada por el aldeanismo regional.
¿Qué entiende Aguirre por una gestión liberal de la cosa pública? Pues ella lo explica claramente: aumentar la libertad real de los ciudadanos (económica, derechos...), desregulación, general confianza, estabilidad institucional, no crear barreras de salida a las empresas, porque terminan siendo barreras de entrada, desarmar proteccionismos e intervencionismos que terminan ahogando la libertad económica, ofrecer al ciudadano servicios de calidad: "Mi experiencia es que la gestión privada de los servicios de titularidad pública es mucho más eficiente. Cuando la propia Administración es prestadora del servicio que ella misma ha regulado, se convierte en juez y parte a la vez". Asimismo recuerda Aguirre que cuando no tiene sentido mantener una empresa en el sector público, hay que privatizarla. Este año, la Comunidad de Madrid ha acordado la privatización de la gestión de las pistas de Esquí de Navacerrada y la inspección técnica de vehículos (ITV). Para más inri, Aguirre desmitifica el término gasto social. Todo son gastos sociales: no sólo sanidad, educación, servicios sociales, también vivienda, transporte público, seguridad ciudadana. ¿No están un poco ustedes hasta la náusea de escuchar al típico sociata hablando de Educación y Sanidad como si no existieran más cuestiones sociales? Nosotros dejamos de asistir al cole con 17 años y, a Dios gracias, no frecuentamos los hospitales. El mundo no se acaba entre pizarras y camillas.
Por si alguien tenía alguna duda de la adscripción internacional de Aguirre, ella se declara rotundamente anglófila. Considera Gran Bretaña como país modelo de política liberal: transparencia, honestidad, control parlamentario. Vamos, casi como España...
Para Aguirre ya no hay izquierdas, derechas y centro: hay liberales e intervencionistas o socialistas. Reconoce que hay liberales, aunque pocos, en los partidos socialistas. Por ejemplo, Miguel Boyer, que liberalizó los horarios comerciales, los alquileres, la utilización de apartamentos para usos residenciales como de oficina. Del mismo modo que hay grandes intervencionistas en los partidos de centro derecha (Gallardón; n. del. a.).
Terminamos con la frase de la entrevista que creemos mejor resume la ideología liberal de Esperanza Aguirre: "La concepción más liberal de la política cree que son los ciudadanos y sus familias los que mejor pueden decidir sobre ellos mismos, sus vidas". Si a ustedes no les gusta que los poderes públicos decidan por ustedes el centro educativo para sus hijos, que apreTujillo les indique el tipo de chabola (perdón, vivienda) en el que deben vivir, el hospital al que deben asistir, el transporte que deben coger, las películas que tienen que ver... ustedes son liberales. Como Esperanza Aguirre. Nuestra aguerrida Aguirre. Nuestra Esperanza.
Autor: Smith
Publicado el 16 de abril de 2005
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