La desastrosa gestión de la cuestión autonómica -cuestión en la que, dicho sea de paso, el ministro de Administraciones Públicas está llevando con excesiva ligereza- ha obligado al gabinete zapateril a designar a José Bono como el rompeolas del nuevo orden en el que parece zambullirnos la débil fortaleza ideológica y mental de los actuales gobernantes, carne de cañón de los planes independentistas de ERC y el PNV.
Bien. A nosotros nos da bastante vergüenza observar cómo José Bono, antiguo presidente de Castilla la Mancha y flamante ministro de Defensa -antaño de la Guerra-, se dedica a fabricar discursitos patrióticos de corte falangista, mientras José Luis Rodríguez se dedica a hacer de Don Tancredo. No hay día en el que el nacionalismo vasco o el catalán no ganen alguna batallita (alguna transferencia, algún dinerito, algún archivito...) mientras el nuevo vocero de la sagrada unidad de España se dedica a hacer creer a la gente de buena fe lo que día a día desmienten los hechos políticos. A saber: España empieza a entrar en un precipicio sin demasiadas salidas.
Hoy, Ignacio Cosidó, ha dejado acta notarial de todo ésto en un artículo publicado en La Razón y que os recomendamos que leáis. Un saludo.
Autor: Smith
Publicado el 2 de enero de 2005
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios moderados.