viernes, 1 de diciembre de 2017

El autor intelectual


Hasta ahora me he resistido a escribir sobre los atentados del 11-M. Nada estaba claro en ese asunto, ni sigue estándolo pese a determinados indicios vehementes, salvo que Acebes fue un tío legal de principio a fin y el gobierno de Aznar no mintió en absoluto por mucho que se empeñen en repetir lo contrario quienes carecen de ética y utilizaron la tragedia a modo de remedo de la toma de la Bastilla.

La comisión parlamentaria que investiga el 11-M ha aprobado la comparecencia de Aznar, pero se ha negado una vez más a citar a los confidentes y periodistas. Unos confidentes, como es el caso de Zufier, que el tiempo va confirmando de pe a pa cuanto aseguraron en su día. La Comisión, además, ha confirmado la presencia de ZP, de quien hemos sabido que se dedicó a efectuar llamadas a los medios, unas llamadas que supongo no serían para felicitar las pascuas en los idus de marzo. Es incomprensible que el PP no abandone la comisión ante tanta desvergüenza de los socialistas y sus cómplices en el Parlamento, pero no debe hacerlo y sí echarle coraje hasta el fin.

Si yo tuviese que elaborar un grupo de sospechosos de donde sacar al cerebro de la masacre, sólo dejaría aparte al PP, a quien la enorme tragedia no le ha ocasionado más que disgustos morales y perjuicios políticos, comenzando por la pérdida del poder. Pero si hubiese que buscar un grupo instigador de la tragedia, o varios, entonces nos encontraríamos al menos con cuatro sospechosos: Al-Qaida, la ETA, Marruecos y el PSOE, que son los que de un modo u otro se han beneficiado ostensiblemente del cambio de gobierno.

No creo en la autoría de al-Qaida y sus células durmientes prestas a suicidarse envueltas en un cilicio de explosivos, que es una especie de fórmala uno, por lo veloz, que les transporta directamente al paraíso de las huríes. Esas células, a mi entender, más que durmientes se encontraban en estado comatoso desde que Ben Laden fue fichado por la misma productora que en su día financió la serie televisiva El Fugitivo. A Ben Laden no se le localiza desde hace muchos meses porque se halla agazapado, en posición fetal, en alguna madriguera de las abruptas montañas fronterizas entre Afganistán y Pakistán.

Y desde una posición tan incómoda, que además vigilan a fondo los treinta y dos servicios secretos norteamericanos y británicos, no es fácil llamar a Madrid y pedir que se desvelen los durmientes y se vayan de jarana. De acuerdo en que Ben Laden habló en su día de al-Andalus, pero fue dentro de un paquete de amenazas en el que no quedó títere con cabeza. El sujeto más diabólico de nuestro tiempo, o al menos el de peor prensa, incluso amenazó a sus propios paisanos de Arabia Saudita por desviarse un milímetro de la Sharia. No, no fue Ben Laden el cerebro de los 192 asesinatos.

El siguiente grupo de sospechosos estaría compuesto por la ETA, una banda fanática y violenta que amenazó con poner 100 o 200 muertos encima de la mesa para forzar la negociación con el gobierno de España. Mi opinión es que ETA intervino aportando el plan de trabajo. A ellos quizá se deba el modus operandi, el diseño de un plan que algún policía adicto al PSOE recogió del bolsillo de un etarra en uno de esos interrogatorios a hostia limpia. Me lo confirma el hecho de que la ETA ha procurado por todos los medios no matar a ninguna persona, ni herirla, desde que el 11 de marzo todo el mundo les señalara como autores. Parece como si ahora, con cada bomba colocada en una población turística del cantábrico o en una torreta de alta tensión, quisieran ratificar su agresividad descafeinada de nenes buenos. 

Luego tendríamos a Marruecos, que en mi opinión es quien puso a gusto la mano de obra barata en un trabajo que al reyezuelo Mohamed le ha venido al pelo para conservar la corona. El cambio de gobierno en España ha sido tan ventajoso para el tirano marroquí, que todo lo que tenía en contra se le ha puesto a favor. EEUU apoyaba a España gracias a Aznar, ahora les apoya a ellos. El Sahara Occidental se les escapaba de las manos, ahora ZP se lo regala. Y no olvidemos que quien era jefe del CNI cuando el 11-M, premiado por el nuevo gobierno con la embajada en Roma, fue a su vez embajador de España en Marruecos y amigo del último presidente socialista. Sí, decididamente Marruecos puso algo más que la carne de cañón y la mala uva, quizá fue la sede central de la conjura a tres bandas, o como mínimo a dos.

Nos falta analizar la actitud del PSOE en el asunto del 11-M. No creo que la actual directiva del partido fuese quien lo preparara todo, ni de lejos, les falta capacidad intelectual e instinto para maquinar, lo de ellos es vivir al día y rezar para que los nacionalistas no presionen demasiado. Pero todo, absolutamente todo, indica que algunos ex altos cargos y mandos policiales adictos al PSOE, como comienza ya a demostrarse, estaban en el ajo de cuanto ocurría. Estoy convencido de que el autor intelectual de la masacre es un ex alto cargo de PSOE. Este ex alto cargo no parió el plan pero sí la idea de un sobresalto en determinada fecha, luego es a él a quien debe atribuírsele la autoría intelectual.

Acaso fue una simple idea expresada en cualquiera de esas cenas cargadas de rencor, donde los licores de la sobremesa incentivan la imaginación de los asistentes. Quizá fue Vera, o quizá fue otro, quien al cabo de un tiempo, como fiel servicio al jefe que nunca dejará de serlo, le ofreció los planes detallados de lo que entendía podía hacerse para sobresaltar a los ciudadanos en vísperas electorales. El ex alto cargo dio su visto bueno enseguida e hizo un par de oportunas llamadas para que en Marruecos se habilitase la sede del proyecto.

Por eso ahora, que su sicario debe entrar en la cárcel a causa de otro delito, el ex alto cargo ha vuelto deprisa y corriendo de Sudamérica para desgañitarse y pedir el indulto. Lo de menos es que al chorizo de Vera le acuse de haberse quedado con un capitalito de los españoles, pero ¿y si larga sobre el 11-M?... O sobre el 12 y el 13. ¿Y si larga sobre las sobremesas cargadas de rencor?...

Artículo publicado el 13 de noviembre de 2004

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