Creemos que en un mundo como el actual en el que el alud de noticias que nos proporcionan todos los medios de comunicación a nuestro alcance es verdaderamente impresionante, deberían analizarse los hechos políticos y sociales con un mayor detenimiento y reflexión de los habituales.
Europa, desde el siglo VIII, ha sido amenazada de una u otra forma por el Islam (=sumisión a la voluntad divina). Sin ir más lejos, a lo largo del siglo XX, España sufrió distintos conflictos con Marruecos, desde el desastre del Barranco del Lobo en 1909, hasta la impresentable invasión de la isla de Perejil en el 2002.
A lo largo de todo el siglo pasado los problemas generados por los dos grandes terremotos ideológicos contemporáneos, el comunismo y el ultranacionalismo (expansionista o regionalista), habían dejado a un lado otro gran problema de muchísima mayor pervivencia histórica: el islamismo. Las limitaciones técnicas y armamentísticas del mundo árabe nos hicieron creer que el expansionismo musulmán era una cosa del pasado. Pero la realidad es que han pasado imperios, revoluciones, contiendas bélicas de todo tipo, incluidas dos guerras mundiales y una fría… y el islamismo, querámoslo o no, pervive igualmente. Y no sólo eso, sino que España limita con él. Y bien sea mediante la inmigración masiva y descontrolada o el terrorismo indiscriminado, la amenaza del radicalismo musulmán sigue estando latente.
Durante la última década, la vertiente más radical del islamismo, el terrorismo, ha demostrado ser la mayor amenaza para Occidente. Protegido por regímenes árabes de todo tipo, alcanzó su cima en el 11-S del 2001, con los distintos ataques de Al-Qaeda contra EEUU. Ataques que, como todo el mundo sabe, no fueron los primeros, aunque sí los más espectaculares.
Este brevísimo, casi obvio, resumen histórico nos parece indispensable a la hora de emitir un juicio sobre las dos opciones posibles en las presentes elecciones norteamericanas. La determinación a la hora de afrontar el mayor problema político a escala planetaria debe ser un factor decisivo en la elección de un candidato. Si a esto añadimos que, desde hace años, los hermanos Sardá, Boris Izaguirre, el Gran Wyoming, la saga Bardem, Almodóvar y Zetapé han hecho ya su particular campaña en contra del candidato republicano (*), los lectores de Batiburrillo pueden ya hacerse una idea de quién es nuestro candidato preferido.
(*) Nota: Aprovechamos estas líneas para advertir a los anti-Bush carpetovetónicos que, de momento, España no forma parte de los EEUU, por lo que sus esfuerzos antirrepublicanos y la influencia que estos pueden tener en las votaciones se nos antojan prácticamente baldíos. Algún compatriota progre, dado el ardor guerrero con el que está defendiendo a Kerry, parece haberse olvidado de este pequeño detalle. Asimismo recordamos a toda la fauna progresista nacional inasequible al desaliento, que, para desgracia suya y de Zetapé, la distancia política entre John Kerry y George W. Bush es diez veces más corta que la existente entre Kerry y Zetapé. Otro detalle que algunos titiriteros parecen olvidar cuando desatan sus fobias anti-Bush desde cualquier programa polanquista o de RTV(PSO)E. Bueno, y no quisiera amargar el día a los incondicionales españoles de Kerry si les digo que éste preferiría mil veces tener en España a Aznar que a Zetapé. Detalles sin importancia, ya saben…
Autor: Smith
Artículo publicado el 2 de noviembre de 2004
Artículo publicado el 2 de noviembre de 2004
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