Hace unos días Pujol alertaba al nacionalismo catalán sobre el mestizaje. Aludía a la pérdida de pureza autóctona catalana y a un posible final de Cataluña. Ignoro en qué fase considera don Jordi que dicho mestizaje se produce, es decir, si hay que mezclar dos de las cinco razas digamos clásicas, como puedan ser la blanca y la negra, o bien el ex Molt tiene más bien un concepto sabiniano del asunto, en el que una simple gota de sangre maqueta (en su caso xarnega) puede degradar la pureza de la raza catalana.
Hoy, en un medio informativo digital denominado e-noticies, medio que sigo a menudo para mantenerme al día de ciertas noticias (¿?) regionales que no trascienden demasiado en la prensa nacional, abren la edición con el siguiente titular: Los catalanes aportan la mitad de las medallas españolas en Atenas. Luego e-noticies ofrece los nombres de los medallistas y se observa que sólo tres de ellos tienen apellido catalán. Ahí va la relación de los afortunados catalanes ganadores de medallas:
Sergi Escobar (2)
Beatriz Ferrer-Salat (2)
Sandra Azón y Natàlia Vía-Dufresne
José Antonio Hermida
Xavier Bosma
Carles Torrent (equipos)
Por si fuese pequeño el pegote nacionalista que se marcan los de e-noticies, el comentario concluye afirmando lo siguiente: Otros dos deportistas de tierras de habla catalana fueron medallistas: el mallorquín Joan Llaneras, que fue plata en ciclismo en pista y el castellonense Pablo Herrera, que fue la pareja de Bosma en boley playa. Un pegote, como es evidente, que trasciende el nacionalismo regional y pasa a ser directamente una fantasmada pancatalanista.
Artículo publicado el 30 de agosto de 2004
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